Las Diferencias Entre Tú & Yo.

Capítulo 10.- Uraraka Ochako

Llegando a su casa, se dirigió directamente a su habitación y se rompió con busquedad en su almohada.

Estaba orgullosa del hecho de que ni una sola lágrima se le había escapado en el taxi que la llevó a su casa.
Tan pronto como hubo llegado a su hogar, comenzó a recibir mensajes de whatsapp de procedencia del pecoso preguntándole si se encontraba bien y pidiéndole disculpas por la mala decisión de intentar reunirlos.

Había sido fuerte al hacerle frente a Bakugou pero se sentía debilitada.
Fue un esfuerzo mayor del que habría creído.
Pasada una hora, salió de su habitación sólo para encontrarse con una casa completamente vacía.

Como Bakugou le había dicho, algunos días atrás "ella nunca había tenido que servirle a nadie" y tenía razón: Uraraka era considerablmente rica.

Su casa estaba valuada en $5,000,000 de dólares.
Ella siempre había sido una "niña rica" pero jamás se comportó de forma prepotente pues sus padres, aunque estrictos, le habían inculcado la modestia y la humildad.

La casa era enorme, como mínimo seis habitaciones, la cocina que era el doble de grande que todo el departamento de Katsuki y un gran comedor junto con una gran sala y otras tres habitaciones que funcionaban como despachos.

Saliendo, un enorme jardín y una piscina que, por la época del año, estaba vacía.

Se sentía sola.
Su padre, un abogado que había heredado una pequeña fortuna de su abuelo, y su madre, que era la directora de un hospital, siempre solían salir los domingos y llegaban demasiado tarde por la noche.

No pudo evitar recordar que, una vez, invitó al rubio a su casa.
Estaba nerviosa, pues no sabía si el hecho de que Katsuki se enterara que ella era rica pudiera afectar a su relación de alguna forma, como si él se quedara con ella por interés o algo por el estilo.

Evocó en su memoria que, en un principio, él se sorprendió por el tamaño y elegancia de la casa, pero pronto pareció perderle el interés a ese hecho.
Jamás habló de dinero con él desde aquel día.

Intentó sacárselo de su mente, pero era una pelea perdida desde hacía ya años.

Aún cuando pudo enterrarlo en su memoria hasta el punto de no reconocerlo cuando se lo volvió a topar, el sentimiento que creía marchito estaba ahí pero dormido.

Volverlo a ver fue su condena, su perdición pues no le costaría volverse a enamorar de él como hacía tiempo.

La había lastimado, sí pero no podía negarlo él era demasiado atractivo, y por alguna razón se sentía segura con él.

Claro, él era una bomba de tiempo, cualquier provocación podía hacerlo estallar, pero siempre pensó en si sería así de intenso con otras emociones.
¿También sería una bomba al amar?

Ella creyó que era frío, pero cuando se enteró de que todo fue una apuesta, su duda creció. ¿Cómo sería el verdadero Bakugou al amar?

Nunca había llegado a conocer el verdadero lado afectivo de Katsuki.
¿Qué estaría haciendo en ese preciso momento?

-¡Claro! ¡Fue a casa de sus padres...!-Dedujo, recordando que él no vivía demasiado lejos de ahí.

Mitsuki Bakugou siempre fue muy buena con ella, ahora que lo recordaba.
Sonrió al recordar a la mujer amonestando a su hijo por su "falta de tacto al momento de tratar a su novia".

Katsuki Bakugou...
Era su único pensamiento desde que fue atendida por él en la cafetería.

-¿Él también pensará en mi?-estaba en la cocina cuando ese pensamiento la invadió.

Debería odiarlo tal como su amiga Momo Yaoyorozu le había dicho, o mejor debió olvidarlo, sugerido por su otra amiga Tsuyu Asui pero no había manera.

Claro que estaba molesta, y dolida, pero no podía desprenderse de él... quizás eso sería más doloroso.

Con rumbo a una de las habitaciones-despacho, Ochako entró en una de ellas, la cual estaba llena de cosas de medicina por lo que se podría deducir era su despacho personal que más bien era alguna clase de sala de estudios.

Abrió uno de los cajones de su escritorio y sacó un viejo teléfono celular, de quizás cinco años de antigüedad o seguramente más.

Lo enchufó a la corriente y encendió.
-¿...Qué tal te va en la vida?-Esa pregunta la había dejado extrañada, ya que él jamás le preguntó "¿qué tal tu noche?" o "¿Cómo dormiste?"
Esperaban el tren cuando Katsuki se la hizo.

Galería. Todas las fotos, ordenar por álbumes y buscó una llamada "Mi amor ♡".
Avergonzada por ese nombre, la abrió y sólo habían fotos mal tomadas del rubio; parecían haber sido tomadas en la clandestinidad, como si no quisiera que él la descubriera.

Se sintió feliz y reconfortada al compararlos mentalmente: el chico de esas fotos borrosas era madio flacucho y no muy alto. Desde ese entonces tenía pinta de pandillero, pero el uniforme escolar lo hacía parecer normal... ¿cómo se supone que lo pudiera reconocer? Ahora era un hombre, y excepto el cabello rubio y esos ojos rubíes, no tenía nada que ver con aquel niño de sus fotos viejas.

Una foto más agradable estaba al final de la galería: él la abrazaba sin sonreir, opuesto a ella que estaba feliz y sonreía. Estaba muy sonrojada y se encontraban en la casa del rubio.

Fue Mitsuki quien se las tomó.

Se percató que tuvo una recaída, ya que juró con anterioridad que no volvería a encender aquel celular.

Momo insistía en destruirlo o al menos tirarlo, pero Uraraka lo conservó, y se mantuvo alejada de él por casi tres años; meses más, meses menos.

Lo volvió a apagar y se fue a dormir.

A la mañana siguiente se alistó y fue llevada por su madre a la facultad.

El día fue normal, o eso supuso ya que su atención estaba lejos de las clases, incluso Midoriya se había percatado de aquella ausencia, y eso ya era decir pues él era un despistado total.

En el receso para almorzar, Ochako insistió que quería ir a la cafetería donde trabajaba Katsuki.

-¿Estás segura?-Le preguntó Izuku y esta insistió, argumentando que pediría que la otra mesera les atendiera pues el rubio era agua pasada en su vida.
Mentía, y era seguro que ella no era buena mintiendo pero tenía tanta práctica al momento de mentir sobre Katsuki que nadie lo notaba...

En realidad, necesitaba volver a verlo al menos una vez más...

*Final del capítulo*
(Próxima actualización: pendiente)