Capítulo 8.- Si ya no queda nada que decir...

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La noche del Domingo había llegado demasiado pronto para opinión del rubio y fue exactamente lo que esperaba: un desastre.

El rubio fue el primero en llegar a la casa de Izuku, a eso de las 6:00 pm.
Vestía como era habitual en él y el pecoso ni siquiera fingió sorprenderse al verlo en sus acostumbradas fachas pero pudo deducir que estaba tan mal vestido intencionalmente.

Incluso para los estándares de ropa de Katsuki, esos pantalones color camuflaje militar eran horribles y de pésimo gusto pues eran demasiado holgados y aumentaba su apariencia de mal viviente. Una sudadera negra, que igual que el pantalón, era al menos 3 tallas más grandes de lo necesario.

Para ser claros, los había comprado en una tienda de segunda mano exclusivamente para vestirlos ese día.
Se dirigió a la dependienta de la tienda con la frase "quiero lo más jodidamente feo que tenga a la venta".

Izuku, sin embargo, le sonrió con jovialidad, diciéndole que tendrían la casa sola hasta la noche pues su madre había comenzado a salir con un hombre quien la había llevado a cenar aquel día.

-Debería regresar al menos hasta media noche...-le afirmó el cabeza de arbusto, sin que Katsuki estuviera realmente interesado; este estaba más interesado en ver la decoración de la sala.
No había cambiado nada, y lo único que parecía salir de lugar era una nueva fotografía enmarcada en la pared de su madre con el hombre que  Katsuki supuso era el pretendiente de la madre de su antiguo amigo.
La casa no era demasiado grande, pero al menos era de dos pisos, lo que la hacía parecer más imponente.

Dejó de sentirse interesado en la foto cuando se dio cuenta que aquel hombre parecía un esqueleto comparado con la robusta madre de Izuku.

-Tu madre ha engordado más...-Dijo con frialdad.

-Supongo que sí. Le he dicho que debe cuidar su peso porque...- en la cabeza de Bakugou sólo escuchaba un repetido y castrante "bla bla bla" salir de la boca del otro.
Se molestó, pero ahogó si ira bebiendo un poco de té helado servido por Izuku con previedad. Volvió a prestarle atención cuando escuchó su nombre...- Uraraka debería llegar en unos 45 minutos más...

-¿Y me lo dices como por qué...?-Estaba más tranquilo.

-Bueno, es que llegaste demasiado pronto y no sé que podemos hacer...-pensó.- ¿te siguen gustando los videojuegos?

El rubio hizo un movimiento con el hombro dando a entender que no tenía idea y poco después subieron a la habitación de Midoriya pues ahí tenía una vieja SNES* con la que ambos solían jugar de niños.

Katsuki, como un buen provocador, no pudo evitar criticar la habitación del pecoso por lo nerd que le parecía pero en el fondo, el rubio era el más feliz de que nada hubiera cambiado a simple vista pues recordaba con cierto gusto aquellos años con Deku como su fiel amigo pero, por supuesto, jamás lo admitiría; él era demasiado genial para ser amigo de un nerd.

Dieron las 7:00 pm y Midoriya estaba claramente preocupado, pues Uraraka no solía retrasarse demasiado.

-Creo que no vendrá...-Casi pudo jurar Bakugou mientras jugaba una partida contra el CPU. Disimulaba desinterés, para aparentar que no le importaba que la castaña no apareciera aquella noche aún cuando en el fondo había ido a esa estúpida reunión sólo por ella.

¿Sólo por ella?- reflexionó. ¡Claro que no! Sólo quería "ponerse al día con su antiguo amigo". Iba a hablar con Midoriya cuando este, tumbado en su cama, le habló primero.

-Kacchan, dices que conociste a Uraraka en secundaria, ¿verdad?-Se incomodó, pues de todos los temas ese era del que menos quería charlar.

-¿Por qué preguntas?-Evadió con poca astucia.

Las Diferencias Entre Tú & Yo.Where stories live. Discover now