La historia de Lana

Fuego, agua y hielo

—Lo siento, no quería causar problemas... —Dijo Lana con la cabeza gacha y con tristeza.

—No, descuida. Al fin puedo usar este extintor de incendios y esta gorra —dijo Rex con una sonrisa y un tic en el ojo derecho.

Usaba un extintor para apagar las llamas que aún seguían regadas por todo el consultorio.

—Seguramente se estarán preguntando, ¿que paso? —le habló a la cuarta pared.
—Pues es un poco gracioso...

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Flashback

—¡Muéstrame lo que escribes! —gritó Lana mientras tiraba de la libreta.

—¡Ya te dije que no puedo mostrarte! —jaló Rex con más fuerza.

Llevaban así como tres minutos y el psicólogo se empezó a cansar.

—¡Suficiente! —jaló con más fuerza, logró quitarle la libreta, pero la fuerza fue tanta que el cuerpo de Lana salio disparado hacia adelante.

Le dio un cabezaso a Rex y este retrocedió hacia atrás. Chocó con un librero el cuál tenía un pequeño farol haciéndolo caer al suelo, el objeto se rompió al instante regando mucho aceite altamente flamable por todo el consultorio.

—¡Au mi cabeza! —lloraba Lana por el dolor.

—¡Tu tuviste la culpa, si te comportaras, esto no hubiera pasado! —Rex se sobo la frente la cuál estaba un poco roja por el golpe.

—¡Idiota! —la pequeña se enfureció y sin pensarlo le arrojó lo primero que vio a su alcance.

Lastima que no se fijo que era una extraña vela decorativa con fuego azul, el cuál era muy real.

—¡Noooo! —gritó él, intentando atraparla en el aire pero no pudo hacerlo a tiempo.

Lo que causó que la vela se rompiera al tocar el suelo y muchas llamas azules salieron disparadas por todos lados, chocando con el aceite y empezando un extraño e inofensivo incendio de color azul.

Rex miraba a Lana con el ceño fruncido y esta solo reía de forma nerviosa.

—Jeje... ¿Lo siento? —se disculpó con una sonrisa nerviosa.

—Olvídalo —se acercó a una puerta y la abrió, sacó un extintor de incendios. También una gorra de bomberos y se la puso. —Al fin puedo usar esto.

Dijo él mientras empezaba a apagar las llamas.

Fin del flashback.

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—Y eso fue lo que pasó —termino de contar Rex mientras terminaba de apagar el incendio y guardaba el extintor. Y la gorra.

—¿A quién le hablas? —pregunto Lana quién lo miraba con una ceja levantada desde hace un rato. —¿Y por que la gorra de bomberos?

Rex rodó los ojos y saco la libreta, en donde escribió otra vez y la guardo.

—La gorra venía con el extintor. Y solo sigueme contando lo que pasó —Rex se sentó otra vez en la silla giratoria que estaba atrás de su escritorio y la miró fijamente.

Lana soltó un suspiro y se tocó la barbilla, seguramente volvió a perderse en los recuerdos. Rex se iba a golpear la frente con la palma de la mano, pero ella habló.

—Oh ya recordé —dijo Lana y se aclaro la garganta. —Veras, ya casi todas mis hermanas habían recibido su merecido y solo faltaba una...

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