Al juicio, a otras dimensiones y de vuelta a casa

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Rex no creía en la suerte o todas esas bobas supersticiones del destino, las cábalas, el zodiaco, las alineaciones del planeta y en cualquier cosa que tenga que ver con mitos y leyendas.

Aunque estaba muy cerca de creer en la mala suerte, puesto desde que la pequeña Lana llego a su vida, hace... Una semana más o menos, le ha ido de mal en peor.

—Al menos me pagó —dijo de forma simple.

Ahora se encontraba a minutos de que diera inicio el juicio en donde se sabría si terminaría cinco mil cuatrocientos años en la cárcel o lo condenarían a la pena de muerte.

—Si, el detective a cargo de mi caso fue muy directo... —Recordó lo que había dicho ese Extraño sujeto que tenía una antena incrustada en la cabeza como si estuviera siendo controlado a control remoto. —... Si, era muy extraño.

—Todos de pie para recibir a la honorable jueza... Lisa Loud —anunció el guardia a cargo.

Esa revelación sorprendió un poco al de ojos rojos. Aunque, no del todo.

—Si, de alguna forma ya me lo esperaba —puso mirada cansada. Pero se le cruzó por la mente preguntarle a la genio si había visto a Lana.

—¡Culpable!

(¡Pam!)

Ese grito repentino de la castaña asustó a media corte e hizo enojar un poco a Rex.

—¡Oye, tan siquiera déjame defenderme! —Exigió el peli negro.

La Loud científica no tuvo de otra que aceptar de mala gana.

—Bien... Qué pase un abogado defensor —dijo Lisa. No estaba muy contenta del todo.

Un instante después, un hombre con cabello negro peinado en puntas hacia atrás, con traje azul y un portafolio en manos, se acercó a Rex.

—Hola, yo seré el que estará a cargo de tu caso —se presentó de forma amable.

Rex lo miró con desconfianza.

—¿Espera, que no eres tu el sujeto que defendió a Michael Jackson? —Preguntó.

—Si, pero no fue mi culpa que perdieramos ese caso de abuso infantil —intento poner tranquilo a Rex, el cuál ya estaba nervioso. —Pero descuida, seguramente ganaremos esta. —Enseguida le mostró el maletín al peli negro. —¿Sabes como se abre esta cosa? –Preguntó.

—Ya me jodi —dijo el psicólogo con derrota.

Unos minutos después, la abogada de la demandante, en este caso era Luan con vestimenta de abogada ya estaba mostrando sus pruebas en contra del acusado.

—Y cómo verán señores del jurado, aquí la gráfica muestra que el número de accidentes automovilísticos aumento gracias a la influencia de cierto sujeto, en este caso... Él —señaló a Rex.

¡PROTESTO!

El abogado de Rex gritó.

—Un segundo su señoría, las pruebas presentadas en contra de Rex no tienen nada que ver con él —dijo él.

—¿En serio? —Preguntó Rex. —Oh, ha, si, si. Yo soy inocente... Je je. —Sonrió de forma nerviosa.

Lisa lo miró con odio y decidió dar a lugar, esa petición del abogado.

Un rato después, un testigo secreto entro a la sala para hablar sobre Rex.

—El otro día le hice una visita a ese hombre a su consultorio —señaló a Rex. —¿Y que creen? —Preguntó Lori al jurado y este levanto los hombros no sabiendo que decir. —¡No estaba en su consultorio en horas laborales! —Gritó asombrando a toda la corte.

La historia de LanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora