Retomando la historia

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Ambas chicas veían con preocupación al extraño psicológo, que a este punto de la historia ya ni sabemos si es un psicólogo o un guerrero/peleador con poderes sobrenaturales que sabe comportarse con una legendaria despreocupación ante las situaciones anormales a las que se enfrenta.

Lo único que tenía mal era la ropa que estaba destruida y muy rasgada. Pero eso no parecía importarle en lo absoluto, lo que le importaba más, era detener a su hermana y a su paciente.

Después de que les contó la historia de cómo terminó así, las dos se armaron con utensilios de cocina y tenían ganas muy grandes de ir tras el latino cibernético.

—¡Voy a pulverizarlo y convertirlo en chatarra! —Gritó Claire con enojo.

—Y yo voy a cortarlo en pedazos —aseguró Lana.

Rex las retenía a ambas en la puerta. Estaba más que cansado de esto y lo demostró a continuación.

—¡Ya basta! —Gritó él. Ese grito hizo que ambas chicas se pusieran tristes y con ojos llorosos. Cosa que hizo relajar a Rex. —Ya, ya no lloren. Digo, no es que no quiera su ayuda pero deben entender que este sujeto y yo debemos arreglar este problema solos los dos. —Les aseguró pero su hermana se sorprendió.

—Rex no me digas que usarás eso... —Preguntó con delicadeza.

Rex simplemente le asintió con un sonrisa.

—¿Qué cosa usarás? —Preguntó Lana con curiosidad.

—Es un secreto Lana —rodó los ojos al ver que Lana fruncía el ceño y se cruzaba de brazos. —Ay Lana, ya lo verás cuando tu amigo vuelva. Por el momento debemos continuar con la sesión y cómo me da pereza volver al consultorio, terminaremos la consulta desde mañana aquí en casa, ¿Les parece? —Continuó Rex.

Lana y Claire se miraron entre sí y luego a él. Le asintieron con una sonrisa.

Sin más que decir, cenaron, vieron una película y luego se fueron a dormir.

A la mañana siguiente.

Rex estaba cambiado y recuperado cómo si no hubiera pasado nada. Los tres estaban reunidos en la sala y ya estaban listos para continuar con la consulta. Al parecer eso de la confidencialidad de paciente doctor les importaba un nabo, ya que Claire y Metal-Dragon escuchaban atentamente lo que Lana iba a contar.

—Muy bien Lana, intenta resumir lo más que puedas la historia, para que podamos saber como ayudarte, ya que si tu hermana genio fue capaz de convertir al novio de tu hermana Lori en una versión fusionada de Sektor, Cyrax, Smoke y Ciber-Sub-Zero —Rex miró por unos segundos a la cuarta pared con una ceja levantada. —Entonces no sabemos hasta donde seria capaz de llegar para llevarte de vuelta a casa, ¿De acuerdo?

—Lo haré, Rex —prometió Lana.

Ya sin más que decir. Lana continuó con la historia.

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Había pasado más de un mes desde que Lincoln recuperó las cosas de su cuarto gracias a su amable y muy considerada hermana menor, Lana.

Aunque Lana lo sobre protegía mucho, hasta de sus propios propias hermanas. Lincoln no le daba mucha importancia, de todas formas cuando se lastimaba un dedo, todas se ponían cómo locas para curarlo.

Todo parecía ir bien, pero ninguno se daba cuenta del peligro en el que todos estaban. En la casa de al lado, donde vivía su vecino Quejon, se encontraba un extraño ser, listo junto con sus secuaces para acabar a la familia Loud y sobre todo a Lincoln.

En la sala de la casa del viejo se encontraba una pequeña legión conformada por unos extraños seres hechos de tinta negra. Todos ponían atención a su líder, el cuál usaba un traje de ardilla muy viejo y que no dejaba de chorrear tinta desde su boca y ojos.

La historia de LanaWhere stories live. Discover now