Moa & Ando

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Moa y Ando─

(Territorio Tokugawa, Japón, año 1598)

1

La noche había descendido sobre el antiguo templo de los Asahi-ikki, en la enfermería de aquel sagrado lugar se hallaban Moa y Ando, este último tendido sobre una camilla de redes hecha de grueso cordel. Con su brazo herido envuelto en vendas y un tazón de arroz sobre su abdomen, hacía ya algunas horas desde que pudo recuperar el conocimiento luego de haberlo perdido en el ingreso al templo, durante la huida de los soldados de Yukimura.

La habitación estaba iluminada por dos pequeñas antorchas a cada lado; en las paredes un ligero cortinado de bambú con inscripciones nombraba las reglas a cumplir en aquel recinto, siendo la primera de todas "mantener silencio". Ambos parecían cumplir esta norma con firmeza, y no porque deseasen respetarla sino porque ninguno estaba dispuesto a iniciar una conversación incomoda, que incluyera los acontecimientos recientes y próximos.

Desde el pasillo a un costado se oyeron pasos acercándose, era uno de los monjes encargados de la enfermería, quien ingresó en la habitación por la amplia puerta de la misma.

—No ha comido, joven —expresó el monje.

—No tengo hambre, perdón —respondió Ando ofreciendo el tazón de arroz con una mano.

—Si, comerá, —replicó Moa de inmediato— solo dele unos momentos más, por favor.

—No tengo hambre —contestó Ando mientras su mano comenzaba a temblar por el peso del tazón.

—Comerás igual —dijo con firmeza Moa.

El monje a un lado de la camilla no quiso ser parte de la discusión, por eso no tomó en sus manos el recipiente con arroz. —Vendré después —fue lo que dijo en medio de aquella incomoda escena, y antes de retirarse preguntó a Moa —¿Le apetece una taza de té antes de dormir?

—Gracias, me agradaría. Pero que sean dos, una para mi y otra para mi amigo.

El joven monje se retiró con pasos cortos, haciendo resonar sus sandalias de madera contra la loza del suelo.

Una vez que ambos quedaron solos Ando al fin inició la conversación que pretendía evitar.

—¿Qué sentido tiene, Moa-chan?¿que sentido tiene que esté aquí? Ya era un inútil antes, ahora con un brazo herido soy aún mas incapaz de blandir una espada. Un ejercito comienza a hacer sitio afuera de los muros, y para la guerra venidera solo seré un lastre.

—Si no puedes pelear hay menos posibilidades de que te maten, así que me alegro por eso.

—No lo entiendes, Moa-chan, quiero por una vez dejar de ser el que corre, el que huye. Quisiera ser valiente y no terminar llorando escondido en la enfermería de un templo.

—Hay distintas formas de ser valiente.

—¿Qué?¿de que hablas?

—Hablo de que deberías comer.

—Eso no tuvo sentido.

Moa se puso de pie junto a la ventana, miró hacia la colina que se entramaba por detrás del pueblo mas cercano.

—Ando-kun ¿Crees que los del poblado cercano tengan sal?

—Moa-chan, estamos hablando de otras cosas. Deja de divagar.

La joven muchacha caminó hasta quedar al lado de la camilla donde estaba acostado su amigo.

—Tengo una idea, pero no puedo hacerlo sola. Ando-kun si me acompaña al poblado cercano puede que te conviertas en el héroe de la guerra. ¿Crees tener la valentía para hacerlo?

El Espíritu de ChronosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora