Valeria

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Valeria─

(Nueva Buenos Aires 02/10/2216)

1

El aero-tranfer se encontraba estacionado sobre la terraza de uno de los edificios abandonados de lo que alguna vez, hace siglos, fue el microcentro porteño.

La mayoría de los edificios seguían en pie a pesar del maltrato al que la naturaleza los había sometido. Revestidos y adornados en su mayoría por vegetación salvaje, con enredaderas y lianas que descendían sobre las fachadas hasta llegar a las turbias aguas que imperaban alrededor; un verdadero paraíso de teros y palomas.

En el interior del auto, el "gordo Shad", dormitaba recostado en el asiento trasero, o mejor dicho semi-recostado, ya que por su tamaño incluso los asientos dobles le resultaban pequeños. Adelante, en el asiento del copiloto, se encontraba Bruno con su ordenador personal desplegado frente a él; estaba intentando recabar información que pudiese resultar útil y sobre todo vendible. Su intención era conseguir datos relevantes sobre "Ixnalix", una palabra que estuvo dando vueltas por el Nexo las últimas semanas.

La tercera era Valeria, en el asiento del conductor, reclinada con los brazos sobre el marco de la ventanilla que estaba abierta por completo. En una de sus manos sostenía un dispositivo de almacenamiento de mil Yottabites, bastante pequeño para los estándares de los últimos años, mientras que en la otra sostenía un vaso con tapa y sorbete, un refresco que había comprado en la máquina expendedora de bebidas del vehículo, la cual era una antigua y pequeña expendedora que funcionaba bajo el sistema de teleportación, aunque el artefacto era tan viejo que a veces solo teletransportaba vasos vacíos.

Los tres eran criminales, de hecho sobre esa terraza una vez a la semana se encontraban con uno de sus clientes, con el cual realizaban un intercambio ilícito. Pero el negocio criminal que llevaban adelante no era sobre armas, o depósitos clandestinos de armas, tampoco sobre producción o distribución de Inhibidores, y mucho menos sobre falsificación de Méritos. El negocio al que se dedicaban era el tráfico de información. En una época donde toda la información era de acceso público aquella que no se encontrase en la nube, en el Nexo, o en la base de datos de Maddre, era la que tenía real valor comercial.

Había todo un mercado negro de información, ya sea de datos o documentos que no fueron cargados en la base de Maddre, o de conocimientos sobre sucesos del pasado que por algún motivo no fueron guardados en ningún registro.

Esta clase de información podía llegar a valer una fortuna, dependiendo de su importancia, claro está. Y aunque era completamente ilegal saber cosas que Maddre no supiese nunca faltaban las personas que movidas ya sea por puro placer morboso o simple altanería, pagaban grandes sumas de dinero por un dato inservible. Bien conocido era un caso de un hombre muy acaudalado que terminó con una sentencia de 8 años de suspensión, ya que había pagado 3.000 Méritos un documento que detallaba la cantidad de lluvia, en milímetros, que se precipitó sobre Buenos Aires en el año 1998 del calendario gregoriano. El hombre muy orgulloso se jactaba de saber algo que los demás no iban a saber jamás, aun que una vez capturado esa información fue extraída de su cerebro, y cargada a la base de datos para que todos los ciudadanos registrados tuviesen acceso a ella. Los documentos en papel añejo que atesoraban ese conocimiento fueron incinerados.

2

—Este pancho va a llegar tarde, como siempre —dijo Valeria con desagrado.

—Igual es el único cliente que tenemos hoy, no te amargués —respondió Bruno sin desviar sus ojos de la pantalla del ordenador.

—¿Qué no me amargue? Si sabe que va a llegar tarde que no nos haga venir media hora antes al pedo. Con lo que odio andar esperando.

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