7. Guardián de la luz

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Durante los días siguientes, Kaede me ayudó a mejorar con mi arco y me enseñó a canalizar mi energía espiritual. Sin embargo, cada día que pasaba, me sentía más y más cansado.

—Es la maldición —me dijo mientras descansábamos—. Por eso tienes que aprender a encauzar la energía. —Estiró su brazo y de la palma de la mano hizo aparecer una hoja roja de arce, que flotó sobre nosotros con un brillo hipnotizador.

—¿Cómo lo haces? —pregunté maravillado.

—Canalizando mi energía —contestó con una amplia sonrisa.

Intenté hacer lo mismo, en vano.

—Tú no puedes— rio—. No eres el guardián de los árboles. Eres el guardián de la luz.

Antes de que pudiera replicar, cogió mi mano y me arrastró hacia el caldero que usábamos para calentarnos por las noches.

—Cierra los ojos e imagina su resplandor —añadió divertida—. Concéntrate, respira, enciéndelo.

Akimitsu. El Guardián del Otoño.Where stories live. Discover now