9. El color del otoño

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—Akimitsu, ¿no tienes más preguntas? —me dijo Kaede una noche. Estábamos tumbados sobre la hierba y mirábamos las estrellas—. ¿No quieres saber por qué tu padre tuvo que irse?

—Claro que sí —contesté con una sonrisa triste, y me giré para mirarla—. Pero no quiero abrumarte con todas mis preguntas. Además, aún estoy asimilando todo esto.

Es verdad que no había logrado asimilar lo que estaba ocurriendo, pero el verdadero motivo de mi silencio era el miedo que tenía a las respuestas que pudiera darme. Dejé ir aquellos pensamientos y me concentré. De la palma de mi mano hice aparecer una esfera de luz cálida. Kaede se giró también y nuestras miradas se encontraron. Sus ojos brillaron con el color del otoño, como un café con canela y leche, y yo me quedé un segundo hipnotizado por ellos.

—Puedes preguntar lo que sea —murmuró—. Te contaré lo que quieras saber.

—¿Por qué me ayudas?

—Eres mi compañero —contestó girándose de nuevo y llevando la vista al cielo—. ¿Por qué no iba a ayudarte?

Akimitsu. El Guardián del Otoño.Where stories live. Discover now