21. El despertar del bosque

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Al traspasar la barrera de la ciudad otoñada, el panorama era desolador. Una gruesa capa de nieve cubría el bosque mientras el sol se escondía entre las nubes, dando un aspecto tenebroso a aquel lugar. Entonces, los Otordianes tuvimos que actuar.

Primero Mizu se acercó al arroyo y posó sus manos sobre la fina capa de hielo que lo cubría. Está tembló bajo su piel hasta que se rompió. El agua comenzó a brotar en menos de un segundo inundando el bosque de aquel precioso sonido. Después, Kaede, se colocó su capa roja y con una agilidad que jamás había visto, fue tocando árbol tras árbol, haciendo caer su manto blanco. Colores amarillos, naranjas y rojos volvieron a llenar todo el espacio. Hiroto, entonces, creó un vendaval que terminó de despejar los caminos de aquella fría nieve. Los gemelos se concentraron en llamar a los animales que ya hibernaban sin que fuera aún su tiempo, y yo, alcé mis manos al cielo e iluminé el bosque con una luz cálida otoñal, para evitar que el frío invierno volviera a ocupar el lugar.

—Muy bien, Akimitsu —dijo Hiroto con gran asombro.

—¿Ves lo que te decía? —expuso Kaede sonriente—. Te dije que era muy capaz—. Me miró y me guiñó un ojo.

—Kaede, ¿nos muestras el camino hacia ese demonio? —preguntó Ozuru de forma divertida.

—Claro —contestó risueña—. Esa es mi especialidad.

Kaede cerró los ojos y nosotros nos alejamos un poco para dejarle espacio. Una luz roja la rodeó y una suave brisa levantó su cabello. Entonces, abrió los ojos y el suelo se llenó de hojas rojas de arce, señalando el camino que debíamos seguir para llegar a Momiji.

—Así es como se le atrapó la otra vez, ¿verdad? —pregunté maravillado—. Es por esto que celebramos el 'momijigari'.

—Eso es —dijo Washi tocándome el hombro.

Ahora ya no había vuelta atrás. Había podido cumplir mi función de guardián del otoño en el bosque, pero, ¿estaba realmente preparado para la batalla?

Akimitsu. El Guardián del Otoño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora