25.

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25. Una tonta excusa.

Spreen se terminó de lavar, enrollo su cuerpo con una toalla que el hechicero le había dado antes y maldijo internamente, su ropa había quedado afuera.

Se miró unos segundos en el espejo del baño y se palmeo el rostro avergonzado, ya había caído completamente en cuenta de lo que había hecho y no podía estar más confundido, ¿como se acostó con el tipo que solo sería una herramienta para lograr el éxito? ¿por qué simplemente no detuvo la situación? lamentablemente para el la respuesta era clara, el quiso dar ese paso y ahora su futuro era incierto y probablemente mucho más complicado.

Tomó un poco de aire y salió del baño que durante unos minutos fue su lugar de reflexión.

—Gafotas, ¿me p-

Spreen no pudo terminar de hablar pues apenas abrió la puerta del baño vio a Juan con su teléfono, juró que su corazón se detuvo durante unos segundos, su respiración se entrecorto pero intentó no verse nervioso.

—¿Sucedió algo?—

Juan negó con la cabeza y sonrió un poco avergonzado, no quería que spreen pensara que después de acostarse solo una vez con él, ya le andaba revisando el teléfono como una persona completamente desconfiada y dañina.

—Se cayó el celular de tu ropa y lo estaba acomodando, pero llegó un mensaje de un tal génesis, parece algo insistente.— Juan le entregó el teléfono a spreen sin dudar ni comentar de lo que había leido, seguramente eran asuntos de su trabajo en la polleria y no quería fastidiar a su contrario.

Los nervios de spreen aumentaron pero no los reflejo, agarró el teléfono y lo apago. —Es un compañero de trabajo, de la polleria.—

—¿Compañero?— Juan lo miró confundido, el juraba que le había dicho que tenía y no que trabajaba en una polleria.

—Bueno... Es un empleado, pero veo a todos como un equipo y por eso los llamo así.— Spreen se había dado cuenta de su error, miró  la habitación y tosio antes de hablar. —¿Sabés dónde esta mi ropa?—

—Oh si, la doble en una silla, pero creo que sería mejor lavarla, esta algo sucia.— Juan hablo mientras señalaba la silla y luego sonrió con entusiasmo. —Eres más alto que yo pero creo que tengo ropa que te puedo prestar.—

Spreen lo miró un poco confundido, se tardó unos segundos al darse cuenta de las intenciones del hechicero, al parecer el quería que se quedará esa dia en su casa. Bueno, literalmente acababan de tirar no debía ser problema quedarse ese día ¿no?

Spreen lo dudo un poco, no sabía si debía seguir cruzando esa barrera entre ellos dos, pero finalmente dicidio aceptar la sutil invitación. —Ok, préstame un poco.—

La sonrísa de Juan se hizo un poco más grande, se dirigió rápidamente a su armario y busco ropa que fuera de la talla del argentino, estaba un poco (demasiado) emocionado, hace tiempo que nadie se quedaba en su casa y  ahora después de tiempo se quedara spreen no podía evitar hacerse ilusiones.

Tal vez su relación podría ir más lejos que unos simples amigos que se acostaron una vez y podría llegar a ser algo serio. Su corazón latió emocionado ante la idea.

Spreen por su lado se sentó en la cama, su cabello estaba algo húmedo y unas cuantas gotas caían, miró el teléfono un poco fastidiado y entró al chat de génesis.

Génesis.

¿Qué querés? <<

>>¡Jefe! Por fin me contesta, quería preguntarle sobre el asunto de ese hechicero se television.

𝘕𝘰𝘵𝘢 𝘥𝘰𝘳𝘢𝘥𝘢. #𝙨𝙥𝙧𝙪𝙖𝙣Where stories live. Discover now