41.

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41. No hay tiempo para pensar.

Los últimos días solo podían ser descritos con una palabra; agitados.

Rubí se había quedado en su casa esa última semana y no lo dejaba ni respirar, iban para todos lados juntos, salían a cenar, exploraban el bosque alrededor de su santuario, salían a pasear, iban de compras, miraban películas todas las noches, no tenía un segundo solo para él.

No es que se quejara o le molestara su precencia, rubius era alguien demasiado importante para él, disfrutaba todo los segundos que pasaba a su lado, pero aveces solo hay momentos donde uno solo quiere estar solo y pensar; no importaba que tan sociable y extrovertido fueras, aveces solo necesitas estar solo y analizar todo lo que a pasado en tu vida.

Sentía que estaba obligándose a dejar de lado sus emociones para no poner las cosas incómodas entre ellos. No es fácil decirle a alguien que simplemente no quieres estar con él y prefieres aislarte un rato.

No tenía tiempo para desahogarse, no tenía tiempo en pensar que haría ahora con lo que sentía, no tenía ni siquiera tiempo para llorar.

Sabía que rubí lo mantenía ocupado para que no pensara de más, no quería verlo sufrir por alguien que no merecía la pena, pero ahora ni siquiera podía pensar en que comeria tranquilo, rubí había cambiado de pronto su rutina; eso sí que lo molestaba.

Y ahora estaba en uno de esos planes preparados por rubí, un poco aburrido miraba su propio reflejo en el gran espejo de forma cuadrada frente suyo, tenía el cabello húmedo pues previamente la chica que lo habia atendido se lo había lavado, también traía una capa que rodeaba sus hombros y su ropa.

Suspiro y miró el reflejo de rubius quien miraba su celular con una sonrisa en el rostro, solo uno estaba contento ahí. —Rubí, no estoy seguro de esto...—

Rubius lo miró y apago su teléfono, se acercó a él y lo sostuvo por los hombros. —Tu cabello a crecido un poco, un corte te haría ver mucho mejor.—

Miró por inercia su cabello, este en verdad había crecido un poco, ya tocaban levemente sus hombros, no era demasiado pero siempre le gustó tenerlo corto, otra vez rubius había notado algo que él no se había dado cuenta.

No tenía que pensar estando a su lado.

—Tienes razón, supongo.— sonrió un poco apenado —no quiero que pagues por esto, ya has hecho demasiado por mí estos días.—

—Tomalo como un regalo— una sonrisa traviesa aparecio en su rostro —aparte, no es mi dinero el que pagará por todo.—

—No mames, ¿estás usando el dinero de tu esposo para pagarle algo a tu ex?— Lo miró un poco sorprendido y algo ofendido.

—Claro que no tontito— rio con clara burla — Un amigo me presto su tarjeta pues el dramático de vegetita me quito la suya, por "gastar de más" .— hizo énfasis en las comillas.

—¿Quién presta su tarjeta de crédito a alguien como tú?— alzó una ceja confundido, lo mismo había pasado cuando estuvo con el, él pudo notar en primera fila el problema que su ex pareja tenía con las compras.

—Tengo mis contactos.— sonrió con narcisismo —Aparte, soy irresistible, ¿Quién me diría que no?—

Una sensación desagradable lo recorrió, miró su reflejo entre enojado e incómodo, el más que nadie sabía cómo era rubius, después de todo estuvieron juntos por un largo tiempo y pudo darse cuenta de lo "emocional" que era cuando conocía a alguien nuevo que lograba llamar su atención.

𝘕𝘰𝘵𝘢 𝘥𝘰𝘳𝘢𝘥𝘢. #𝙨𝙥𝙧𝙪𝙖𝙣Where stories live. Discover now