26.

3.4K 391 308
                                    

26. Sentimientos y pensamientos.

Los chicos miraban la película que habían escojido, esta trataba de un pueblo escapando de la guerra que fue acogido por otro donde vivían bajo el dominio de un profeta, los nuevos residentes terminaron desatando una gran guerra para poder irse y derrocar la monarquía que ahí había.

Era de mucha fantasía, tal vez por eso Juan estaba tan maravillado al verla.

Los dos estaban en un sofa, Juan había inclinado su cabeza en el hombro de Spreen, estaban un poco pegados pero no había problema para ninguno, de hecho se sentían extremadamente cómodos.

Era un momento especial.

Pero era una situación que no debería estar pasando.

Spreen no podía concentrarse lo suficiente en la película, sus pensamientos seguían divagando, miraba de vez en cuando al hechicero, provocando un ligero dolor en su corazón, sabía que tarde o temprano llegaría el momento donde todo esto acabaría, sus caminos se separarian y probablemente él hechicero lo odiaría por el resto de vida.

¿Por qué se involucro tanto?

Solto un suspiro frustrado que su acompañante pudo oír, este lo miró un poco preocupado. —¿Estás bien?—

Spreen también lo miró y fingió una sonrisa. —Si, solo no entiendo la peli.— Mintió, como siempre lo hacía. Como siempre detestaba hacerlo, pero no sabía cómo parar.

Juan lo miró unos segundos, no importaba que tan bueno sea alguien mintiendo, sus ojos siempre reflejaban la verdad, y los ojos negros de Spreen reflejaban tristeza, no sabía porque, pero sabía que tenía que animarlo de alguna forma. Un poco dudoso aún de sí la relación confusa que tenían le permitía hacerlo, le dio un beso rápido. —No me mientas Spreen, puedes confiar en mi.—

Spreen estaba un poco sorprendido por la acción del hechicero, pero se sentía querido, nunca antes había sentido esto y lo asustaba un poco. No quería abrir la puerta a nuevas emociones cuando sabía lo que pasaría cuando terminara su trabajo, no quería lastimar a su corazón, no quería lastimar mucho más el corazón de Juan, pero al parecer ya era tarde, esa puerta se abrió sin permiso y sin escuchar razones, sus sentimientos escaparon queriendo ser libres.

Libres, Spreen siempre quiso ser libre, cuando lo botaron de su casa pensó que finalmente sería libre, pero se equivoco, ahí estaba de nuevo, siendo pricionero de si mismo y sus ambiciones, pricionero de sus ansias de éxito, pricionero de sus miedos y moral, pricionero de sus ganas de demostrarle a sus padres que se equivocaron, que no tenían razón cuando le dijeron que se desmoronaria ante la minina dificultad o inconveniente y que los iría a buscar para decirles que tenían razón.

Pero que gran dificultad había ahora, Juan su boleto a la fama, Juan su nota dorada, Juan alguien que desmoronaba su planes al sólo sonreír...

Juan la persona de la que se había enamorado cuando no debería.

Podía confiar en él, ¿que era confiar? Nunca lo había hecho, siempre desconfiaba de los demás, todos tenían dobles intenciones, todos buscaban sus propios obectivos, el no confiaba nadie más que en sí mismo.

Pero cuando veía a Juan sentía que podía decirle hasta sus más oscuros secretos, sentía que nunca lo juzgaría y lo ayudaría a superar sus inconvenientes... Después de todo, ¿eso era amar a alguien, no?

𝘕𝘰𝘵𝘢 𝘥𝘰𝘳𝘢𝘥𝘢. #𝙨𝙥𝙧𝙪𝙖𝙣Where stories live. Discover now