29.

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29. Rosa.

Habían pasado unas tres horas desde que subieron al taxi, las quejas de la distancia de la casa de sus padres por parte de Juan se hicieron presente durante todo el camino, spreen solo lo escuchaba y concordaba con todo lo que decía.

En este momento prefería estar en su casa, viendo una serie nueva junto a su gata pelusa y tal vez haciendo una llamada con juan, pero no, la vida no es como queremos y ahora estaba llendo a ver al hombre que aborrecia con todo el alma, lo único bueno que podía sacar de esta situación era que podía pasar mucho más tiempo con él hechicero sin sentir la obligación de tener que recopilar información y solo estar hablando entre ellos como si fueran dos personas completamente normales que disfrutaban de la compañía del otro.

Juan tenía su cabeza apoyada en su hombro, al parecer le gustaba hacer eso, también le gustaba unir sus manos y quedarselas viendo durante segundos mientras sonreía, eso era algo que le gustaba del hechicero, se veía realmente lindo haciéndolo.

Juan alzó la cabeza y lo miró con aburrimiento. —¿Cuánto más falta Speren?—

Aunque se notaba el aburrimiento en el, aún tenía un brillo radiante en su mirada ¿siempre la tuvo? ¿O sólo era por el? El último pensamiento le gustaba mucho más.

Spreen sonrió con tranquilidad. —Solo falta media hora, sos un impaciente.—

—¡Si y lo admito!— Juan se quejo mientras cerraba sus ojos con enojo, luego una sonrisa traviesa apareció en su rostro. —Podría tener más paciencia si alguien tan guapo como tu me diera un beso.—

Spreen río por lo bajo avergonzado, ahora estaba solos, no había nadie que los viera así que no había problema, con una sonrisa acercó sus labios a la del hechicero pero antes de que pudiera depositarle un beso un "Ujum" de parte del conductor lo detuvo.

El volteo a mirarlo, el conductor los miraba con fastidio por el espejo retrovisor, su sonrisa desapareció, se había olvidado que había técnicamente una tercera persona con ellos.Un poco incómodo volteó a mirar por la ventana, haciendo como si su casi beso no hubiera pasado.

Por su parte Juan se enojo un poco, el no dejaría que un conductor chismoso interrumpiera su momento con su casi algo, decidido agarró de las mejillas a Spreen obligándolo a que lo viera y sin darle oportunidad de decir algo lo beso, fue un beso rápido porque sabía el argentino se molestaría.

Después de lograr su pequeño capricho se acomodo nuevamente en su antigua posición, la mirada de burla hacia el conductor no se hizo esperar.

(...)

—Por los dioses, al fin llegamos.— Juan salió rápidamente del auto cuando escucho decir que finalmente habían llegado a la casa de los padres del argentino. Una vez fuera se estiró el cuerpo haciendo que algunos huesos sonarán al hacerlo.

Spreen después de pagarle al malhumorado chófer se acercó a Juan, los dos estaban un poco nerviosos y eso era notable, Juan tomó un poco de aire y tomó de la mano al azabache.

Spreen apretó un poco más fuerte el agarre. —Vení, mis viejos esperan.—

Los dos chicos caminaban por el gran monte, la casa estuvo muy alejada de la ciudad por una razón, la casa en vez de una casa parecía una linda cabaña, el lugar parecía un gran campo atrapado en el pasado, se veían casas a la distancia, todo era demasiado bonito a la vista, Juan no podía evitar sentirse cómodo pues el lugar le recordaba la tranquilidad de su santuario.

Pero para Spreen, el lugar sólo le daba malas recuerdos, las casas alejadas hacían que viera privacidad DEMASIADA privacidad, nadie podía escuchar los problemas que pasarán en el interior de alguna, una sensación de rencor invadió su corazón.

Una vez frente a la casa Spreen tocó la puerta, tuvo que esperar unos segundos antes de que les abrieran, ahi estaba su madre, una señora de cabellos rubios con una encantadora sonrisa en su rostro que rápidamente fue borrada al verlos.

—Hola ma.— Spreen saludo con indiferencia, su mamá lo miró sorprendida y aterrada, su mirada bajó a las manos entrelazadas del hechicero y el, una mueca de disgusto se formó.

Su mamá salió de la casa y cerró la puerta lentamente detrás suyo, agarró fuertemente del brazo a spreen. —Tenemos que hablar.— Rápidamente lo jaló hacia un lado alejado de la entrada, Juan miró confundido la escena pero no solto la mano del argentino y los siguió de cerca, esta acción molesto a Rosa.

—¿Qué pasó?— Spreen alzó una ceja incómodo y en un movimiento algo brusco se solto del agarre, no podía evitar recordar las tantas veces que su madre lo jalo del mismo brazo después de humillar lo frente a todos sus amigos o simplemente frente a sus vecinos en el pasado.

—¿En serio lo preguntás? ¿Cómo te atrevés a traer a...— Su mirada enojada se dirigió a Juan, a él lo miró de arriba a abajo juzgandolo sin descaro. —Él. ¿Quién es él?—

—Es un amigo.— Spreen habló sin notar la mirada decepcionada del hechicero a su lado. —Aparte eso que importa, ya vine, ya hice lo que vos querías.—

—¡Yo quería que trajeras una chica! ¿Sabés lo mucho que se enojara tu padre?—

—Yo soy mejor que una chica.— Juan hablo con impulsividad y con una sonrisa arrogante, no le gustaba que lo comparan y lo trataran de menos, la señora frente suyo lo miro ofendida como si el acto de responderle fuera la mayor falta de respeto en la historia.

—Relájate Juan.— Spreen miró a Juan, el hechicero sólo suspiro estresado y solto un "por ti lo haré" que su madre no logró escuchar o seguramente se infartaba. Luego de escuchar eso se calmo un poco y miró nuevamente a su madre. —Ya estoy acá, ¿entramos de una vez o nos vamos?—

Rosa lo miró aún con enojo, pero sabía que no lograría evitar que ese Juan entrará también a la casa. —Agh, entremos.— Rosa se acercó a ellos y los separó bruscamente de su agarre, spreen y juan inmediatamente hicieron una mueca de desagrado ante su acción. —En la casa no puede entrar asi.—

Juan miró a spreen, en su interior esperaba que el dijera algo, que lo defendiera o que al menos volviera a tomar su mano, pero no pasó. Spreen sólo suspiro y siguió a su madre, no mentiría si decía que se desilusionó un poco, Juan sacudió su cabeza intentando quitarse ese sentimiento, spreen no hizo nada porque no quería enojar a su madre después de no verla durante mucho tiempo, era entendible ¿no?

Luego de dejar de pensar en eso e ignorar esa pequeña voz en su cabeza que decía que esto no parecía ir por un buen camino los siguió también, los tres entraron a la casa.






























HOLAAA

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HOLAAA. ¿Cómo están gente bonita? <3

Espero que bien muack, yo? Yo siento que tengo bloqueo JAJJAJA

No tengo mucho más que decir aparte de que rosa me la pela y me caga.

Ahora si, me despidoooo, BAYYYY.

—Willi.

𝘕𝘰𝘵𝘢 𝘥𝘰𝘳𝘢𝘥𝘢. #𝙨𝙥𝙧𝙪𝙖𝙣Where stories live. Discover now