Capítulo 23

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Mis ojos se abrieron con dificultad. Estaba acostado en algo suave, pero no tan cómodo como lo había sido mi cama durante tantos años. Mi cabeza todavía me duele un poco y mi hombro ya no me arde tanto.

Lo primero que visualizo es el techo gris como continuidad de las paredes con los mismos colores. No reconozco dónde estoy, así que giro mi cuerpo lentamente hacia un lado para tratar de ver a mi alrededor.

Mi cuerpo está dolorido y me muevo con calma, dejando escapar un gemido en cuanto mi cabeza se desprende de la almohada al sentir un dolor donde hay un chichón, el famoso chichón en la cabeza, que ha aparecido donde me golpeé.

Cuando miro hacia otro lado, veo a Louis sentado en una silla de madera rustica justo al lado del colchón donde estoy acostado. Aún tiene puesto el traje de payaso, pero ya no lleva la máscara y los guantes. Tiene la cabeza baja, los codos apoyados en las rodillas y las manos tapándose la cara. Su espalda está inclinada hacia adelante y no parece haberse dado cuenta de que me desperté.

En lugar de decir algo rápido, me encuentro mirándolo y pensando cómo solía ser mi mundo. Solía ser todo lo que me mantenía vivo, mi primer y último pensamiento del día, una energía vital que me alimentaba para poder vivir. Mirándolo así, todavía parece el mismo Louis de siempre, pero dentro de mí, ya no lo es. Mi Louis ahora comparte el espacio de mi mente con la de un asesino que ya ha matado a 28 personas, de una forma brutal, e incluso una de ellas frente a mí, sin titubear, sin ponerse a dudar en ningún momento.

- ¿Dónde estoy? - Pregunto y mi voz sale más grave de lo que quería, pareciendo casi un gemido ronco

- ¡Hazza! - Louis quita las manos de su cara rápidamente y me mira, levantándose y acercándose rápidamente a mí - ¿Cómo te sientes?

- Muerto - Respondo gimiendo - ¿Amelia? ¿Está muerta?

- Ella está a salvo - Louis me mira sonriendo como si no comprendiera lo que acaba de hacer, insistiendo en la idea de que él la salvó.

Mirándolo, recuerdo que cuando investigué sobre el águila de sangre, leí que este era un ritual para castigar a los que afrentaban a los dioses, pero también era una forma de que la persona entrara en el Valhalla, es decir, el paraíso.

Según entiendo, Louis cree que después de matar a una persona, en el fondo está salvando a la persona, dándole alguna forma de indulgencia por haber pecado contra los dioses, y mi estómago se revuelve pensando que su Dios, soy yo.

¿Cuán enfermo se ha vuelto nuestro amor y cuán aún más enfermo puede llegar a ser?

Louis se sienta en el colchón a mi lado y trata de tocarme.

- ¡No me toques! - Hablo fuerte y firme, y encojo mi cuerpo en el colchón para repeler su tacto.

- Harry... - Louis habla bajo y con voz de sufrimiento, pero recogiendo la mano como si se hubiera quemado por mi rechazo - Por favor, ¿recuerdas que me diste tu palabra de que me entenderías sea cual sea la situación?

- Esperaba que me pusieras los cuernos, Louis, no unas docenas de asesinatos - respondo sarcástico.

Él me mira, y su rostro es triste.

Estuvimos un rato callados, apenas mirándonos el uno al otro. Yo me siento en la cama, y llevo mis piernas hacia mi pecho y las abrazo. Noto que en mi hombro hay un vendaje donde el cuchillo me cortó, y aparentemente, debe haber sido solo un corte superficial, ya que a pesar de la sangre que ya mancha la gasa, puedo mover mis brazos y hombros normalmente.

Mientras estaba inconsciente, Louis debió vendarme.

Irónicamente, mi cabeza duele más que mi hombro, y debo haberme desmayado por el golpe contra mi cabeza, que todavía late un poco, y no por el golpe mortal de W.

W - larry (traducción)Where stories live. Discover now