I.- Llegada

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Existían varios clanes de cazadores que querían mantener la paz con los sobrenaturales, incluso ayudarlos y protegerlos: el clan Hale es uno de ellos. Este surgió en un pequeño pueblo de California, llamado Beacon Hills pero se fueron tiempo atrás porque sus antecesores no podían convivir con la manada a la que le pertenecía el territorio. Ahora después de bastantes años están de regreso en el pueblo, se enteraron de que la manada del lugar es la más fuerte del continente y no es como las demás así que quería regresar a su hogar e intentar lo que sus antecesores no pudieron.

Derek de diecinueve años, el tercer hijo de los patriarcas Hale, se encontraba dentro del auto de su hermana viendo como el bosque aparecía ante él. Durante toda su vida salvo a los sobrenaturales y la verdad estaba emocionado por conocer a la manada de ese lugar.

— Deja de pensar tanto, estamos por llegar. — le dijo Cora de diecisiete años, la menor del matrimonio.

— Solo me imagino como es la manada, deben de ser realmente fuertes pero podrían ser hostiles. Todos saben que las personas que se acerquen al territorio con malas intenciones no sale jamás, es increíble lo que pueden lograr.

— Si soy honesta no creo que sean muy amigables. — los menores miraron a Jordan, esposo de la mayor del matrimonio — Hace siete años el abuelo junto con un grupo de cazadores irrumpieron en el territorio e incendiaron la mansión, por lo que supe se perdieron algunas vidas. No será fácil y más al saber que estamos relacionados con ese hombre.

— Tiene razón, no anden en el bosque solos incluso si completamos el tratado, podría ser peligroso. — les dijo Laura, de veinticinco años, de manera seria.

Los menores solo asintieron, después de todo su hermana se convertiría en la cabeza de la familia en algún momento y era la tercera al mando por el momento, no les quedaba mucha opción que asentir, a pesar de que no cumplirían esa orden.

Los cazadores llegaron a una casa bastante grande en uno de los vecindarios del pueblo.

— Este lugar es acogedor. — comentó Peter, hermano de la patriarca del clan.

— Lo tomó. — comentó Malia, su hija mayor.

Unos gemelos asintieron de manera tranquila, Ethan y Aiden habían crecido con los hijos Hale pero perdieron a sus padres muy jóvenes así que Thalia los cuido.

— ¿Tenemos que ir al instituto? — preguntó Isaac, el hijo menor de Peter.

— No se salvan de eso, este va a ser nuestro hogar así que lo harán. — les dijo Drake, patriarca del clan.

Los jóvenes bufaron logrando que los mayores sonriera.

— Nosotros tenemos que asistir mañana a la comisaria. — dijo Laura señalándose a ella y su esposo.

— Así que la ley estará de nuestro lado. — comentó Ethan con un deje de diversión.

A lo lejos sin que ellos lo notarán se encontraba una mujer de cabello castaño de ojos avellana, sus ojos brillaron levemente de un dorado.

— Ellos están aquí, hermanito. — comentó la chica al aire sabiendo que la escucharían.

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Derek y Cora caminaban de manera tranquila por el bosque, se había saltado su segunda clase, tenían curiosidad por conocer el territorio y los importaba lo que los demás les dijeran.

— Hay bastantes huellas, imperceptibles para las personas que no tengan entrenamiento. — comentó Cora arrodillada.

— Es su territorio deben de pasara mucho tiempo en el bosque. — miró un edificio abandonado y en ruinas — ¿Será la antigua mansión? — preguntó Derek con curiosidad.

— Esto es propiedad privada.

Ambos giraron para encontrarse a un castaño de ojos whiskey que vestía una playera blanca, arriba de esta una chaqueta de cuero negra, unos tejanos del mismo color y unas botas mineras. A su lado se encontraba la chica castaña y un chico rubio de ojos azules. Los tres miraban a los adolescentes de manera seria.

— Lo siento, solo estábamos conociendo el lugar.

— No pueden estar aquí, váyanse. — les dijo el rubio.

— Somos nuevos en el pueblo. — dijo Derek con una ligera sonrisa en su rostro.

— Sé quienes son, Hale. — el asco se sentía en su tono — Sé quien entra a mi territorio y cuando, también conozco a todos los clanes de cazadores, créeme si no fuera por su madre ya les habría arrancado la garganta con mis dientes. — les dijo el castaño de manera seria para después mostrar sus orbes carmesí.

— Alfa Stilinski, lamentamos entrar al bosque sin permiso no lo volveremos a hacer. — dijo Derek mientras tomaba la mano de su hermana. No eran nada sobrenatural pero podía sentir el poder del alfa y los hacía temblar.

— No regresen hasta que tengamos la reunión esta noche. — les ordenó la chica.

Los adolescentes salieron corriendo del bosque dejando a los adultos ahí.

— ¿Por qué los chicos son cada vez más irresponsables? — preguntó la chica.

— Son idiotas, nosotros también tenemos a los nuestros.

— Vámonos. — les dijo el alfa mientras caminaba de regreso a una mansión bastante grande y hermosa.

— Si esos idiotas hacen algo voy a matarlos. — comentó el rubio para después seguir al castaño.

— Todos lo haremos.

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El día pasó y el clan junto con la manada se encontraban en un loft solitario, los hermanos Hale temblaron un poco al ver al alfa sentado en uno de los sofás con una cerveza en su mano.

— Gracias por permitirnos esta reunión, alfa Stilinski. — le dijo Thalia.

— Preséntate y presenta a los miembros de tu clan. — le ordenó el alfa de manera cortante.

— Soy Thalia Hale, mi esposo Drake y mis hijos Laura, su esposo Jordan, Derek y Cora. — señaló a cada uno — Él es mi hermano Peter, sus hijos: Malia e Isaac. Además están Ethan y Aiden, son prácticamente mis hijos.

El alfa se sentó recto mostrando su poder.

— Soy el alfa Mieczyslaw Stilinski, mi padre Noah y mi hermana Allyson, mi mano izquierda. Mis betas: Jackson, mi segundo al mando, y sus hermanos Scott, mi mano derecha y Liam. Boyd, Erika, Theo, Corey, Mason, Lydia y Kira. — se levantó dejando la cerveza a un lado — No me gusta esto pero después de pensarlo me beneficiaría tenerlos como aliados además de que sé que no harán nada en contra del tratado porque saben que los asesinaré de la manera más brutal en cuanto eso suceda, no me interesa que haya adolescentes en el clan. — se acercó hasta quedar frente a Thalia — No me agradan los cazadores y menos ustedes ya que tienen la misma sangre que ese imbécil. Que quede claro que si él llega al pueblo de nuevo voy a acabar con su miserable vida y no quiero que interfieran al igual que en los asuntos de mi manada y este pueblo a menos de que yo se los diga. — dejó sus ojos brillar — Si se quedan aquí y hacen un tratado tendrá que ser bajo mis reglas, si yo les ordeno saltar lo harán sino se quedarán quietos. No quiero problemas como los de esta tarde. — miró a Derek y Cora — Controla a tus hijos. — le dijo Stiles de manera seria y fría.

— Lo haré, no te preocupes no seremos un problema. — dijo Thalia de manera firma aunque su instinto le decía que retrocediera ante el alfa y mostrara su cuello en sumisión y eso que no era un lobo.

— Bien. 

Una Historia DiferenteUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum