💀Capítulo 5. No es un misterio

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Reverse York

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Reverse York

Había seis Anomalías Prohibidas muertas en el club nocturno Collapse, y Lazarus Solekosminus estaba colmado de ello.

Los cadáveres continuaban apilándose sin explicación lógica o un indicio de la identidad del culpable de las muertes silenciosas. Hacía meses que decenas de Anomalías eran halladas muertas en lugares públicos de Reverse York, pero nunca había testigos que pudiesen explicar lo sucedido, puesto que todos morían de la misma bizarra e inexplicable manera; la mayoría de paros cardíacos, algunos varios de muerte cerebral súbita, otros asfixiados por sus propias manos y otros menos que sufrieron alguna especie de ataque psicótico que los llevó a aventarse a las vías del metro o a tirarse de puentes y edificios. Eran asesinatos que hacían pasar por suicidios o muertes repentinas que no dejaban rastro; ni una huella digital, un mísero cabello, o incluso un micro pedazo de piel muerta como en aquellos programas policíacos que los humanos morbosos gozaban tanto.

Eran la perfecta definición de asesinatos fantasma, y quien sea que los llevaba a cabo, lo hacía sin necesidad de siquiera tocar a sus víctimas. Lazarus solo podía pensar en vampiros, pero la hipnosis de ninguno sería lo suficientemente poderosa para controlar a multitudes tan amplias y de manera tan impoluta.

—Las seis víctimas son Anomalías prohibidas —informó Frederick Sawyer, el jefe de policía de Reverse York, un licántropo maduro y de aspecto descuidado, pero cuya autoridad era sumamente respetada—. No podemos proceder con la investigación de sus decesos.

Lazarus hizo un discreto mohín. La estúpida ley que dictaba que las Anomalías Prohibidas no eran protegidas por la ley y podían ser asesinadas por cualquiera bajo la excusa de un acto de defensa personal, no hacía más que entorpecer su investigación. Era uno de los casos más intrincados que se le había presentado en todos los años que llevaba siendo detective.

—¿Qué dijeron los testigos? —indagó.

—Ninguno recuerda nada, lo describen como si hubiesen perdido la consciencia y al despertar había seis muertos —explicó el jefe de policía, sacando una caja de cigarrillos de su chaqueta—. ¿Gustas?

Lazarus tomó uno, pero en lugar de encenderlo, lo guardó en el bolsillo del chaleco.

—Parece el trabajo de un Purificador —concluyó—. Uno habilidoso.

—O un lavado de cerebro —sugirió Frederick—. Ya sabes, esas estupideces que hacen las brujas prodigiosas.

—Un vampiro y una bruja prodigiosa juntos —repitió Lazarus, bufando con desagrado—. Terrible combinación. Personalidades completamente opuestas.

—¿Crees que sea obra de un vampiro o una bruja?

—Las lagunas mentales, sí, los asesinatos, no —aseveró y se acercó a uno de los cuerpos que yacía tirado en el suelo.

Vampire AnomalyWhere stories live. Discover now