💀Capítulo 20. No temas

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Regresaron al departamento de Roderick en el mundo superior dado que era mucho más seguro que pasearse a sus anchas a través de la Sociedad Ulterior con una Anomalía Prohibida, una humana que veía a medias y una bruja ex prófuga

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Regresaron al departamento de Roderick en el mundo superior dado que era mucho más seguro que pasearse a sus anchas a través de la Sociedad Ulterior con una Anomalía Prohibida, una humana que veía a medias y una bruja ex prófuga. La novia de Roderick, Ludmila, les ofreció que se alojaran en su tienda, pero Lazarus rechazó la invitación de inmediato, asegurando que era una gran posibilidad que encontraran la grieta dentro de poco y, por ende, a ellos.

—¿Me estás jodiendo? —espetó la licántropo, pelando los dientes—. ¡Si encuentran esa grieta, estoy condenada!

—La grieta se vuelve más inestable cada día, será fácil detectarla. Te recomiendo que la destruyas cuanto antes —sugirió el detective.

Blair se aproximó y levantó el dedo índice.

—Pero no antes de que terminemos nuestros asuntos, ¿no es así, detective? —añadió, a lo que Lazarus solo pudo responder rodando los ojos.

Viktor, en cambio, se hallaba sentado junto a Dorian, este último se mostraba más receptivo con él desde que compartieron aquel momento íntimo unas horas atrás. Con cada minuto le recordaba más al chico del que se enamoró, sus mismas dotes, peculiaridades y defectos que lo hacían él mismo.

«Te dije que te traería de regreso». Pensó para sí con satisfacción.

Volvió su atención hacia la bruja, su nombre era Blair Bellanova, y tal y como pensó desde el inicio, sí estaba chiflada. Mentiría si dijera que no le provocaba cierto repelús con esa aura de misticismo que la rodeaba y, más que nada, esa mirada suya que no era de alguien trastornado, por el contrario, parecía demasiado consciente de lo que la rodeaba. Sentía que, de ser así, podría leerlo como un libro abierto.

Dejando sus temores de lado, el vampiro aclaró la garganta para llamar la atención de los demás.

—Bien, tenemos a tu bruja, ¿qué sigue? —indagó.

—No hables de mí como si no estuviera en la habitación, Viktor Zalatoris —reprendió Blair antes de que Lazarus pudiese siquiera abrir la boca.

Viktor frunció el ceño.

—Nunca te dije mi nombre.

La bruja mostró una risa de dientes pelados.

—La voz en tu cabeza es demasiado ruidosa. —Señaló sus oídos—. Puedo oírlo todo. Incluyendo tus promesas de traer a tu bonita Anomalía de regreso. ¡Oh, Dorian, cuánto te extraño! —se mofó, haciendo una terrible imitación de su voz.

Viktor no pudo evitar recordar a cuando conoció a Nicte, quien lo llamó su nombre sin siquiera habérselo dicho antes, aunque al final resultó que la bruja ya lo había escuchado antes. En este caso, Blair Bellanova sí era el tipo de bruja tan poderosa que podía leer pensamientos sin mucho problema. Eso la hacía más aterradora.

—Es suficiente, Bellanova —advirtió Lazarus, sacando uno de los tres últimos cigarros que le quedaban en la cajetilla—. Hicimos un trato.

—El trato no conlleva que sea una hipócrita amable —refutó ella, arrebatándole el cigarro de entre los labios y señalándolo con este—. Cuídate las espaldas, detective, te estoy investigando.

Viktor entornó los ojos.

—En serio, ¿cuál es su problema? —murmuró.

—¿Más allá del evidente? —inquirió Dorian.

—Es algo excéntrica, pero tiene unos... extraños momentos de lucidez —respondió Elay y Roderick apareció a su lado.

—Ludmila está hecha una fiera —susurró—. ¿Cuánto tiempo más van a quedarse? No creo que sea buena idea que-

—Dejen de susurrar como un grupo de crías adolescentes imbéciles —reprendió la licántropo, alzando tanto la voz que todos los ojos se volvieron hacia ella—. Respondan, ¿cuánto tiempo más planean seguir arruinando nuestras vidas?

Roderick se puso de pie de súbito y se aferró a la mano de su novia.

—Ludmi, está bien, no es para tanto —aseguró por lo bajo, tratando de calmarla. Viktor comenzaba a notar qué era lo que los hacía compatibles o, más bien, complementarios.

—El menor tiempo posible —contestó Lazarus por fin, habiendo encendido un nuevo cigarro ya que el anterior le fue arrebatado—. No puedo decir un tiempo exacto dado que no sé cuánto nos llevará la siguiente etapa del plan.

Viktor lo miró con intriga.

—¿La cuál es...?

—Encontrar al Salvador —respondió de manera vaga, tomando una calada de su cigarro.

Viktor sintió como Dorian se tensaba a su lado, percibiendo la incomodidad que la mera mención de ese nombre le provocaba.

—Cierto, recuerdo eso del plan que nos contaste antes de viajar hacia acá. —Elay se volvió hacia Blair—. Tu abuela ayudó a encerrar al Padre Común, ¿verdad?

La expresión generalmente burlona en la cara de Blair, de pronto se tornó sombría.

—Ni en un millón de años me atrevería a rastrear a esa mujer —sentenció.

Lazarus la miró con desagrado.

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