Capítulo 10: Exnovias y futuras novias

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Realmente no tenía ganas de acudir a la recepción de bienvenida, no tanto por lo aburrida que es, si no porque la experiencia de Riven con el cadáver del pastor me había dejado con el estómago revuelto

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Realmente no tenía ganas de acudir a la recepción de bienvenida, no tanto por lo aburrida que es, si no porque la experiencia de Riven con el cadáver del pastor me había dejado con el estómago revuelto. Por un lado, pensaba que debió haber sido tremendamente desagradable para mi amigo encontrarse el cuerpo inerte y sin vida de aquel pobre señor descomponiéndose justo a su lado. Por otro lado, me provocaba algo de risa la ironía del asunto: Riven se escapa para fumar porros a escondidas y... ¡sorpresa! Cualquiera diría que la vida le está dando una lección.

Sin embargo, una vez aquí de pie, apoyado en una columna y sosteniendo un vaso de ponche, creo que no ha sido tan mala idea acudir a la fiesta. Mejor eso que encerrarme en mi cuarto y darle vueltas al tema del muerto. Joder, como hayan vuelto los quemados me va a tocar cargar con la presión de Silva más que de ordinario.

Tantas cosas en mi cabeza y todas ellas han desaparecido en cuanto la he visto entrar.

La chica de ojos serios cruza la entrada con aspecto dudoso, acompañada por otras dos estudiantes nuevas más, una de ellas la del cabello púrpura de esta mañana. Podría describirla con precisión: el color de la blusa, el corte de los vaqueros, los restos de barro seco en sus deportivas, el pelo rizado y voluminoso recogido en un moño poco elaborado y, especialmente, la carita de miedo que portaba. Podría evocar con los ojos cerrados el gesto tan inocente que realizaba al aproximarse a su amiga de pelo violeta para murmurarle alguna cosa al oído. También sería capaz de evocar esa sonrisa tan graciosa que se hacía paso entre su seriedad de tanto en tanto. Sinceramente, era verla y se me cortaba la respiración.

—Aquí hay mucha gente.

Una voz risueña me hizo descender del mundo de los sueños para volver a la realidad de sopetón. Me giré para contemplar a la pelirroja de esta mañana, esa que deambulaba por el campus más perdida que un erizo en un garaje y que, sinceramente, me había parecido bastante mona. Claro que si tuviera que elegir, el hadita de ojos serios me parecía mucho más interesante.

—¿Qué? ¿No tenéis fiestas en California? —Le sonrío, olvidándome por un instante de la reciente aparición de ojos oscuros.

—¡Oh! Lo recuerdas.

Claro que lo recuerdo, me había comentado que provenía del Primer Mundo, de un lugar llamado California. ¿Cuántas personas conozco originarias de un mundo sin magia? Ninguna. Es sencillo de recordar.

—¿Impresionada? —le dedico una de mis sonrisas juguetonas.

La verdad es que ella también tiene unos ojos muy bonitos. Espera. ¿También? ¿La acabo de comparar con...? ¡Por todas las hadas! Esto es estúpido, ni siquiera sé su nombre y ya estoy usándola de referente para clasificar el grado de belleza de Bloom.

—¿A dónde puedo ir que sea lo opuesto a esto? —Señala el gentío que se extiende a nuestra derecha—. ¿Qué hay fuera?

—¿Más allá de la barrera? —Debe de pensar que soy tonto, porque me cuesta seguirle la conversación con agilidad—. Bueno... Depende de los rumores: lobos, osos o algo más aterrador.

·𝑬𝒎𝒑𝒂𝒕𝒉𝒚 & 𝑰𝒍𝒍𝒖𝒔𝒊𝒐𝒏𝒔 ·  ✨ꜰᴀɴꜰɪᴄ ꜰᴀᴛᴇ: ᴛʜᴇ ᴡɪɴx ꜱᴀɢᴀ✨Where stories live. Discover now