Capítulo 17: Los celos del traidor

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—Cuando quieras volver al mundo real y dejar de mancharte los pantalones con el whisky, avísame.

Beatrix está con una cómica sonrisa a pocos centímetros de mi cara que empieza a enfocarla con retardo. Siento mi pantalón ultra mojado y, sí, me he echado la copa en los vaqueros. Joder. Mientras intento quitar con unos pañuelos el líquido o al menos secarlo, Bea se da la vuelta para husmear entre los libros de la antigua biblioteca del despacho de la señorita Dowling. Un lugar de techos altos de madera, el material que más destaca en este amplio habitáculo. La biblioteca misma, el suelo. Solo cambian las tonalidades. También es probablemente el lugar más ordenado que he visto nunca. Tan perfecto que da asco.

Aquí estamos los dos, tal y como me ofrecí, desde hace diez minutos. Un momento. ¡¿Diez?! Miro de nuevo el reloj blanco de agujas marrones que hay justo delante de mí en la pared, sus agujas marcan la una y diez. Genial, en cosa de unos cinco minutos vendrá el pardillo del secretario para volver a su trabajo y no mucho después, Dowling. Hay que ir abreviando.

—No sé qué estás buscando pero te recomendaría ir más rápido —le advierto a la pelirroja.

Me ignora por completo, está ocupada utilizando sus poderes sobre la estantería. Relámpagos blancos y finos surgen de sus pequeñas manos y siento cómo se erizan todos los pelos de mi cuerpo. Aún no me ha dicho ni qué narices busca. ¿Por qué estoy aquí? Abro de nuevo la botella de whisky bueno que tenía escondido en un armarito la directora y me bebo un buen copazo. Esta vez evitaré quedarme ensimismado y que se me caiga de nuevo.

El líquido quema mi garganta con fuerza y se siente tan bien. En realidad sí sé qué hago aquí. No quería ir a comer y encontrarme con Melody, le había hablado bastante mal. Me arrepentí instantes después, cuando sus ojos pasaron de color marrón claro a morado. Fueron dos segundos y ella se marchó sin dirigirme la palabra, no pasó nada. No me gritó, no me dio una patada en los huevos y ahí supe que me había pasado de la raya. Puto Timmy, si ya de por sí mi compañero de cuarto no me caía muy en gracia ahora menos. ¿Por qué se tiene que meter en todo?

—¿Has venido muchas veces, no, señor colocado? —inquiere con picardía Bea.

—Eso tú ya lo sabes. Si no, yo no estaría aquí porque no me habrías pedido ayuda —replico. Me coloco mejor en el asiento de terciopelo azul oscuro, uno de los cuatro que hay. Iba a sentarme en el importante, el negro, pero ella me ha quitado la idea de la cabeza nada más entrar—. ¿Qué buscas?

—¡Oh! Te noto un pelín irascible —Se aparta de la biblioteca con algunos destellos aún en sus manos con uñas moradas y me dedica una sonrisa burlona—. ¿Problemas con el unicornio de pelo violeta?

—Déjalo y no la llames así... —murmuro. Lo que me faltaba, tener que hablar de Mel con la pelirroja que me ha prometido algo después.

—Hmm...duele que te hayan intercambiado por el gafotas bocazas, entiendo —se compadece falsamente ella.

·𝑬𝒎𝒑𝒂𝒕𝒉𝒚 & 𝑰𝒍𝒍𝒖𝒔𝒊𝒐𝒏𝒔 ·  ✨ꜰᴀɴꜰɪᴄ ꜰᴀᴛᴇ: ᴛʜᴇ ᴡɪɴx ꜱᴀɢᴀ✨Where stories live. Discover now