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La tan esperada noche llegó y fue entonces cuando la princesa apareció en la playa

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La tan esperada noche llegó y fue entonces cuando la princesa apareció en la playa. Observaba a todos lados esperando al rey, quien aún no aparecía por ningún lado. Había traído consigo una manta para poder sentarse en el suelo arenoso con comodidad.
Nerviosa intento encender una fogata, pero sus manos temblorosas no le daban mucha ventaja.

¿Qué era lo que le pasaba?

Mientras tanto en el reino submarino yacía el rey malhumorado. Refunfuñando realizaba sus deberes, pero dichos parecían eternos. Maldecía por lo bajo y eso a algunos de sus subditos les causaba curiosidad.

¿Por qué el rey se encontraba así?

La respuesta era simple, pero ninguno la sabía, ya que el rey no le dijo a nadie más que a Namora. Quien reía por lo bajo al ver a un rey gruñón ir de un lado a otro.

— ¿Por qué tan molesto, majestad? — preguntó burlona.

— Quiero verla, pero parece que todos se han puesto en mi contra — respondió Namor a lo que su amiga rió.

— Yo te cubro si así lo deseas — Namor sonrió inmediatamente y asintió repetidas veces — Pero tendrá un ligero costo — el rey frunció el ceño — Es broma. Ve y luego me cuentas que tal.

Luego de dichas palabras el rey sonriente se marchó si antes agradecerle a Namora, quien anteriormente había tenido que soportar su mal genio.

¿La princesa lo habría esperado?

Con rapidez y emoción nado lo mas rapido, y cuando llego al punto de encuentro a lo lejos observo a la princesa quien traía un poco de leña para su fogata. Namor salió del mar y camino directo a ella. Por otro lado Shuri estaba tan concentrada en la fogata y que esta se mantuviera que no se percató de la presencia del rey hasta que dicho aclaró la garganta provocando que ella diera un saltito del susto a lo que él soltó una risita.

— Pensé que ya no ibas a venir — dijo Shuri mientras tendía la manta al lado de la fogata para luego sentarse en dicha.

— No me iba a perder esta cita por nada del mundo, princesa — dijo el rey con una leve sonrisa en sus labios mientras se sentaba al lado de la princesa.

— ¿Quien te ha dicho que es una cita? — preguntó la princesa a lo que Namor nervioso se rasco la nuca.

— Pues pensé que lo era — Shuri lo miro burlona.

— ¿Kukulkán quería tener una cita conmigo? — se burló a lo que Namor alzó una ceja y pensó en un contraataque.

Y justamente vio las manos temblorosas de la princesa.

— ¿La pongo nerviosa su majestad? — Shuri le levanto su dedo del medio a lo que Namor la miro confundido — ¿Eso es un saludo en Wakanda? — preguntó inocentemente a lo que la princesa se soltó a carcajadas.

— Oh, si. Es un saludo tradicional — aseguró a lo que Namor asintió intentado memorizar ese nuevo aprendizaje.

— ¿Es en especial para ciertas personas? — preguntó a lo que Shuri asintió sonriente — Lo aplicare entonces.

— Eso si que lo necesito ver — dijo la princesa.

— Lo verás. Aprecio que compartas tu cultura conmigo — Shuri se soltó a reir nuevamente — Me encanta tu risa — comentó provocando que las mejillas de Shuri se tiñeran de un color rosa.

— ¿Es difícil ser un gobernante? — preguntó intentado cambiar de tema.

— Nada es fácil y eso es lo que le da el toque de diversión a la vida y más a la de un monarca. Tendrás retos constantes, pero si tienes carácter y temperamento sin duda quedarán cortos para ti. El bienestar de tu nación es todo. Recuerda que hubo mucho sacrificio para que tu nación este ahí y disfrute de lo que sus ancestros no pudieron disfrutar. Ama y respeta a tu pueblo que ellos son y serán todo para ti — Shuri asintió mientras analizaba todo lo dicho por Namor.

— Me da miedo regresar y no poder darles lo que se merecen — comentó Shuri mientras apoyaba su cabeza en el hombro desnudo de Namor.

— Serías una gran líder, princesa. Con que tu estés en el trono está más que asegurado que todo va a mejorar para tu nación — Shuri sonrió levemente.

— Gracias — Namor apoyó su cabeza en la de la princesa para luego soltar un largo suspiro.

— Gracias a ti — agradeció el rey.

El sonido de las olas y la brisa marina eran tan relajantes que poco a poco la princesa cayó en un sueño profundo en el hombro de Namor. Dicho sonrió ante tal acto y con delicadeza recostó a la princesa en su regazo otorgándole más comodidad. Su corazón palpitaba como loco cuando sus manos rozaron las mejillas de la princesa que yacía profundamente dormida.

Era hermosa y eso nadie lo podía negar, ni siquiera el rey que embobado la observaba dormir.

¿Había sido hipócrita decirle todo aquello siendo que el quería dejar todo por ella? Probablemente si, pero ella no sabía y eso era lo importante.
Namor quería que el mundo se detuviera para poder admirar a la princesa siempre.
Las horas pasaron y el sueño cada vez se hacía más pesado para el rey hasta que finalmente cayó rendido al lado de la princesa.

Fue entonces cuando sintió el agua rozando sus pies que se despertó y al abrir los ojos encontró a la princesa aferrada a su pecho y eso provocó que su corazón se volviera loco. La observo conmovido por un par de segundos hasta que su vista de desvío a sus labios. Esos carnosos y suaves labios. Una tentadora tentación para el rey.

Tomo la barbilla de la princesa y con delicadeza la elevo hacia su dirección para luego el acercarse poco a poco a los labios de Shuri y unir sus labios en un pequeño beso. Cuando se intento alejar sintió como la mano de la princesa se colocó en su nuca obligando a Namor a profundizar el beso.

Y así por segunda vez sus labios se unieron en un dulce y largo beso.

ᴍɪ ɴᴀᴄɪᴏɴ / ɴᴀꜱʜᴜʀiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora