ᴍɪ ɴᴀᴄɪᴏɴ / ɴᴀꜱʜᴜʀi

26

El compromiso de ambos monarcas fue anunciado ante los subditos de ambas naciones, quienes festejaron con alegría.
En honor a los enamorados M'Baku y Namora llevaron a cabo un gran festejo en el cual ambas culturas se combinaron.
Delicias culinarias, bailes tradicionales y demás.
Después de todo no sólo celebraban la unión de dos amantes, sino la unión de dos grandes naciones, sin embargo aquel compromiso no había sido anunciado al mundo exterior por decisión de ambos monarcas, pues deseaban esperar un poco más.
Las demás tribus bailaban alrededor de Shuri, quien vestía un traje tradicional, el cual se dividía en dos piezas un corset y una falda larga color negro. Ambas piezas poseían diseños propios de la tribu de la reina.
En cuanto a accesorios portaba una gargantilla que poseía diversas capas de distintos colores y un collar con colmillos de pantera.
Por otro lado Namor quien era rodeado por su pueblo portaba una pechera la cual poseia piedras de jade, vibranio, perlas y oro. Traía puesto su penacho y alrededor de su cintura un gran cinturón, el cual poseía plumas coloridas en los bordes.
El rey observaba sonriente a la reina quien reía alegre mientras danzaba.
Poco a poco ambos monarcas se acercaron y fueron rodeados en un gran círculo conformado por ambos pueblos, quienes gritaban y bailaban con regocijo al son de los instrumentos talokaniles y wakandianos.

El sonido de las caracolas de los talokaniles dio fin al baile dándole la palabra a M'Baku, quien aclaró la garganta.

— Hoy estamos reunidos para festejar el compromiso de nuestros líderes — dijo el hombre mono en voz alta — Dos almas se unirán ante nuestros sagrados dioses y con ellos nuestras naciones. Wakanda y Talokan se unificaran eternamente en un lazo irrompible. El amor — dijo mientras señalaba a ambos monarcas quienes asintieron sonrientes — Como líder de los Jabari les otorgó mi bendición. Que Hanuman bendiga su unión — habló el rey sonriente para luego elevar su cetro mientras los jabari festejaban alegres.

— La tribu fronteriza también les otorga su bendición y les da sus más buenos deseos — habló M'Kathu mientras elevaba su espada.

— Lamentó haber dudado de ambos, majestades. La tribu comerciante les ofrece sus disculpas y bendición — habló la anciana mientras elevaba un poco su bastón.

— La tribu minera los bendice. Les deseamos lo mejor — se unió la lider Zawavari, quien elevo su cetro.

— La tribu del río también les otorga su bendición. Nos alegramos por ustedes — habló el anciano mientras elevaba sus aros.

Solamente faltaba la bendición de la última tribu. La tribu dorada, sin embargo aquella sólo poseía un miembro. El príncipe T'Challa. Todos observaron atentos al pequeño quien vestía un traje tradicional y traía accesorios que habían sido de su padre.

— Yo...yo él — tartamudeo con nerviosismo mientras observaba a su tía.

El príncipe agacho su cabeza y busco tranquilizarse mientras jugaba con su collar de colmillos de pantera. Respiro profundamente mientras sentía un ligero peso en su hombro derecho. Una calidez indescriptible recorrió su cuerpo y su corazón se exaltó ante aquella sensación.