ᴍɪ ɴᴀᴄɪᴏɴ / ɴᴀꜱʜᴜʀi

22

El amanecer se hizo presente en aquella majestuosa nación. La frontera le dio el paso a la nave donde se encontraba la monarca de Wakanda.
Shuri observaba con firmeza el paisaje mientras lágrimas se deslizaban por sus mejillas.

— Nisekhaya ngoku, bodade. — habló por lo bajo mientras se quitaba las lágrimas con brusquedad — Sus muertes no serán en vano — aseguró.

Apreto sus puños mientras aquella mirada de tristeza cambiaba rápidamente a una de enojo.
No, definitivamente no iba a permitir que las muertes de sus hermanas fueran en vano y lo iba a demostrar. Se lo iba a demostrar a Valentina Allegra de Fontaine.

Y todo aquello lo iba a hacer junto con Namor, quien se había quedado en las instalaciones de los americanos junto con sus guerreros. El rey la había enviado a casa.

"— Ve a casa, Ka'an. Yo me encargare de este lugar y de estos hombres. Nadie sabrá lo que paso aquí y eso te lo aseguro, mi reina — le había dicho el rey a Shuri.

Aquel apoyo de Namor le había servido para mantenerse cuerda y evitar hacer alguna locura, pues poseía furia en su corazón. Aquellos sentimientos habian surgido nuevamente. Deseaba ver sufrir a los americanos, sin embargo el rey la había convencido luego de una pequeña disputa entre ambos.

— Podemos vengarnos, sin embargo dime ¿Crees que eso será suficiente? Una vez que empiezas no hay vuelta atrás, reina. Vendrán más conflictos para tu nación y tu pueblo. No arriesgues lo que le costó a tus ancestros. Juntos nos encargaremos de esto, pero solo te pido que seas paciente. Piensa, no actues impulsivamente — le dijo el rey mientras la tomaba de los hombros.

— Asesinan a mi gente y roban nuestros recursos. ¿Acaso no es suficiente aquello? — preguntó la reina con notable disgusto a lo que él rey soltó un suspiro.

— Se lo merecen más que nadie en este mundo, pero no podemos actuar así. No puedes si no tienes aliados ante el mundo — la reina frunció el ceño — Deseo revelar a Talokan y aclarar que Wakanda no está sola, Shuri — admitió ganándose una mirada de sorpresa por parte de la reina — Te dije que mi nación es tuya y aquello incluye a mis tropas, armas e incluso bestias. Solo dame tiempo y te prometo que esa bruja se hundirá cual piedra en el agua — habló con seriedad mientras observaba fijamente a los ojos de la reina — Yaan u bo'otiko'ob — aseguró a lo que la reina asintió — Lamentarán el día en el que se metieron con nosotros, mi reina — dijo mientras le daba un pequeño beso en la frente a la reina quien lo abrazo luego."

Una vez que la nave descendió y abrió sus compuertas la reina soltó un largo suspiro. Okoye y otras doras se acercaron con lagrimas en sus ojos mientras cargaban a sus hermanas, quienes yacían sin vida.