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Enzo:


    Camino hasta el vestuario para comenzar otra vez con otro nuevo día de entrenamiento. Aprovechaba que la liga había terminado, así que para seguir cerca del club había aceptado ayudar cada día a los equipos y mujeres inscriptas.
   Paso primeramente por el cuarto donde Ludmila estaba practicando desde hace dos días, para ver si está ahí. Pero no está.
Camino más para ver si había gente saliendo del vestuario y encontrarla. Pero tampoco había nadie allí. Como última opción, camino hasta la oficina para ver si había de estar ahí, era una chica rara así que podía esperarme cualquier cosa de ella. No estaba allí tampoco así que cuando salgo decido preguntar a quien está allí organizando.


—disculpa, ¿viste a la chica que practica en la sala hasta tarde? —pregunto y me mira mientras piensa.

—de hecho, no. Pero debe estar buscándose otra cosa para hacer ya que no creo que pase la prueba.
   Pienso esas palabras un momento mientras quiero decirle qué le importa a él, y por qué se mete.

— ¡ah! Y me dijo Juana que la busques en el vestuario que te quiere hablar de algo.

—okay.
   Camino hasta allí mientras pienso en qué querría hablar, y también en lo raro que es no tener a Ludmila rondando por alrededor. Al llegar, veo que aún no había nadie. Llevo las manos a mi cara frotandola mientras me acerco al gran armario donde guardan la mayoría de las cosas. Observo unos momentos todo, y de repente siento unas manos empujarme, y meterme dentro del armario, trabandola con algo.








Ludmila:

    Me asomo por la pared, viendo que Enzo estaba entrando al vestuario, así que agazapada, lo sigo. Cuando esta allí, se asoma hasta el armario, y entonces aprovecho a empujarlo y meterlo dentro. Trabo la puerta rápidamente con aquellas tijeras, impidiendo su salida.

— ¡¡ey, ey!! —golpea la puerta. — ¡ey! ¡¿sos vos molestia?!

— ¡¿crees que me voy a rendir tan fácil?! ¡si queres salir tenes que aceptar ayudarme!

— ¡resolve tu propio problema! ¡dejame salir! —golpea la puerta pero es inútil.

— ¡bien! Entonces todo depende de vos. ¡dormí bien esta noche!

— ¡¿me estas amenazando?! ¡¿queres que te denuncie?!

— ¿crees que te tengo miedo? No estas en....

— ¿Ludmi? —golpean la puerta y me asusto debido a lo repentino que había sido eso. —¿Ludmi estas ahí? Soy Tomi. Creo que te vi entrar.
    Abro los ojos grandisimos y la boca también porque no podía creer que ahora estaba acá. O más bien ¡¿qué carajos hacía acá?!
Rápido corro hasta el armario sacando la tijera y abriendo la puerta para meterme ahí dentro y esconderme. Quedo frente a frente con Enzo, muy cerca de él.

— ¿Ludmi?
   Abre la puerta del vestuario y entra, al parecer no se encuentra a nadie y solo quiero que se vaya rápido. Enzo abre la boca para hablar pero se la tapo rápidamente con mi mano.

— ¡no! —digo enmudecida esperando que lea mis labios.
Y como si no fuera suficiente, mi celular empieza a sonar.


📞Llamada entrante:
Santi💜


— ¡no! —grito susurrando y corto la llamada
poniendo rápido en silencio.
   El chico frente a mi sonríe de lado con una mirada malvada, con una mano en la puerta, amagando en salir.

— ¡por favor, por favor, no! —susurro y llevo mi dedo índice a mi boca haciendo señales para que se calle.
Él sonríe pero no me hace caso y sale del armario.

— ¿qué tanto griterío?

— ¿quién sos? ¿por qué estabas ahí adentro? Creí que...

—duermo siesta acá. —dice y lo escucho bostezar. — ¿estas buscando a alguien? Porque acá no hay nadie y quiero seguir durmiendo. —veo que apoya su brazo en la puerta.

—uh, si. Perdón, perdón. Es que creí ver a alguien más entrar, gracias. Podes, solo... podes continuar durmiendo, o, o lo que sea que estés haciendo.

   Unos segundos pasan hasta que oigo que Tomás ya no está más.


—ya podes salir molestia. —me dice así que salgo mirando para todos lados.

— ¡estuve cerquísima de que me vea! —lo vuelvo a ver y ahora respiro tranquila. — !muchas gracias, yo...! —trato de agarrar sus manos para estrecharlas pero se aleja rápido.

—no lo hice para ayudarte, solamente no quiero involucrarme en tus asuntos. Nomas quería buscarte para decirte que esta mejor si cambias de deporte. No creo que vayas a pasar la prueba.
   Me dice y algo dentro de mi empieza a tornarse... ¿triste? Me quedo ahí y no sé que decir, me siento algo sensible y quiero salir corriendo... pero no iba a dejar que diga eso. Me planto y lo miro enojada... aunque tenía más ganas de llorar, lo enfrentaría igual.

— ¡¿y qué pasa si paso la prueba del viernes?! —lo miro. —si paso la prueba tenes que ayudarme. ¿Trato? —le digo y me mira ante aquello que acababa decirle.

—si pasas la prueba te ayudo, esta bien. Si fallas, me dejas en paz.

—esta bien. Trato hecho. —estiro mi mano y él la toma. Una vez hecho esto, le doy una última mirada. Salgo de ahí sin dejarlo decir una palabra, ésta vez sería yo quien se iría y lo dejaría solo.







"2gether" //Enzo Fernández//Where stories live. Discover now