v e i n t i n u e v e

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   La noche se me había pasado muy lenta. Había sido una de las peores.
Tenía muchas preguntas sin responder.
No había podido conciliar el sueño mientras miraba a mi amiga dormir como un tronco de lo más tranquila. Así que hoy había venido al club para poder hablar con Enzo y pedirle todas las explicaciones que necesitaba.
Así que acá me encontraba, yendo a la cafetería, ya que siempre estaba ahí antes de ayudar con las chicas, pero no había nadie.
Miro por el gran ventanal de allí, pensando en donde podía estar. Mientras estaba ahí, siento que algo como un afiche me da en la cabeza, así que me doy vuelta a ver qué era.




— ¡ay!



— ¿ay? ¿dónde estuviste? No venís hace una semana, Ludmila.



—perdón, Jua. Tenía... tenía mucho trabajo y se me complicó mucho llegar. Uhm, de todas formas, ¿viste a Enzo?



— ¿Enzo? Sí. Esta nuevamente entrenando con su equipo, la pretemporada ya empezó así que ya no va a estar por acá mucho tiempo. — ¿por qué? ¿Qué pasó?



—oh, nada, uhm... tengo que irme a b-... —hago un ademán para irme pero me sostiene del brazo y me lleva para alejarnos un momento a un costado


—espera. —mira a todos lados antes de hablar. — ¿hablaste con alguien sobre Tomás?



—n-no...



—bien, eso es bueno. No tengo problemas con el tema, pero él sí. No quiere que actúen de manera diferente a su alrededor. Así que unas pocas personas saben de nosotros: Ezequiel, Enzo, Mar..



— ¡¿Enzo?! —abre los ojos y ella me mira sorprendido de que yo no sepa que él sepa. — ¡¿Enzo sabe sobre Tomás?! —me da con el afiche en el brazo.



— ¡silencio, la gente nos esta mirando!



—perdón, perdón... —susurro.



—sí. Lo sabe desde hace un año y medio, desde que comenzamos la relación casi. Fue el primero me parece.



— ¿y si lo sabía por qué acepto ayudarme? —susurro para mí pero había logrado escucharme.



— ¿ayudar en qué?



— ¡oh¡ iuhm, n-nada, ya... ya me tengo que ir.

   Salgo de ahí dispuesta a ir a casa otra vez, y ésta vez con más preguntas que responder.








   Salgo de ahí dispuesta a ir a casa otra vez, y ésta vez con más preguntas que responder

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    Me saco los zapatos y lo primero que hago al entrar a la habitación, es ver la pelota que había pateado ayer. Suspiro y voy hasta ella para tomarla entre mis manos y sentarme en la cama, la doy vueltas mientras me pregunto qué es lo que pasaba. Por qué había ocultado todo aquello.
Vuelvo la vista a la pelota, y particularmente había una grabación en ella, la cual no había visto antes



"2gether" //Enzo Fernández//Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz