𝐀𝐂𝐓𝐎 𝐈

9.3K 617 21
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

             Mi madre siempre ha sido una mujer muy extraña, aun que claro, siempre ha sabido mantener las apariencias

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

             Mi madre siempre ha sido una mujer muy extraña, aun que claro, siempre ha sabido mantener las apariencias. Desde pequeños, a mis hermanos y a mí, siempre nos ha guiado hacia la fe a Dios, ella siempre ha sido muy devota a la religión, cumplía con el canon de la mujer de la época; creyente, reservada y con un hombre a su lado.

            Mi padre, ese hombre a su lado que ya mencioné, había nacido al igual que mi madre en un sector de clase baja y trabajadora, con pocas posibilidades y menos esperanza de vida que el promedio.

             Sorpresa para toda mi familia fue cuando nuestra situación escaló hasta transformarse en algo aceptable: ya no vivíamos en una casa que se caía a pedazos y su suelo era de tierra, ya no comíamos una comida cada tres días y usando nuestras propias manos como cubiertos. Nos habíamos mudado de Paris, nuestro lugar de nacimiento a Gran Bretaña. Vivíamos en una casa con más de una habitación, con suelo de madera y poseíamos más  de un juego de cubiertos.

            Mi padre era un visionario. Ambicioso. De esos que usan sombrero de copa aun cuando su traje era no más que unos pobres harapos. Siempre ha trabajado más de lo que se le ha exigido, aunque no muchos lo han valorado...

              Así que, cuando hace días, mi padre falleció en uno de sus largos viajes de comerciante —puesto que había adquirido hace poco junto con algunos beneficios sociales y económicos— entramos en un gran dilema.

             Mi madre, esa mujer que desde joven se había casado y tenido hijos, entró en una gran depresión y estado alterado. Ninguno de nosotros quería volver a nuestra anterior situación, nos dolía el estómago de solo pensarlo.

            No lamenté mucho la muerte de mi padre, no más que lo que eso significaba para nuestra situación. No lo conocía mucho realmente, solo era el hombre que se sentaba al otro lado de la mesa en la cena y que se marchaba temprano en las mañanas a trabajar.

          Mis hermanas, Amelia y Erica, mi madre y yo solo mantuvimos luto unos cuantos días. Nos vestimos de negro y caminamos como fantasmas por la casa. Recibimos la empatía de los vecinos y los ex compañeros de trabajo de nuestro padre y en el caso de mi madre, esposo. El problema empezó cuando dejamos el luto y nos volvimos a fundir en nuestras usuales vestimentas. Teníamos que comenzar a pensar en cómo conseguiríamos una entrada tan grande de dinero como la que necesitábamos.

𝐁𝐄𝐇𝐈𝐍𝐃 𝐓𝐇𝐄 𝐋𝐄𝐍𝐒𝐄𝐒 | Edward CullenWhere stories live. Discover now