𝟎𝟕. 𝐕𝐢𝐨𝐥𝐢𝐧𝐬 𝐚𝐧𝐝 𝐜𝐢𝐠𝐚𝐫𝐞𝐭𝐭𝐞𝐬

5.8K 583 31
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

          Si Edward Cullen se creía que podía deshacerse de Coralena Beaufort, Él estaba muy equivocado

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.



          Si Edward Cullen se creía que podía deshacerse de Coralena Beaufort, Él estaba muy equivocado.

   La invidente aprovechó para ir a Seattle a comprar algunas cosas. Entre ellas se hizo con un viejo violín y algunos paquetes de cigarros.

      Desde ese día todas las mañanas sin falta los inmortales podían escuchar una clásica sonata. Edward la reconoció al instante, era Claro de Luna.

       Según Él, la invidente lo único que hacía con sus conciertos mañaneros era arruinar una pieza tan sofisticada y bonita como lo era esta. Él, al contrario de todos los demás que estaban encantados con la música, había catalogado ese momento como el peor de su día.

       Bueno, lo peor, odiaba más cuando podía oler impregnado en los alrededores de la casa el olor a tabaco. Y seguramente se preguntarán porque la inmortal prendía cigarros si técnicamente no podía disfrutarlo como lo haría un humano. Edward también se lo cuestionó:

           «—¿Por qué lo haces?

              —Te juro que ser tan seductora me sale natural eh, no lo hago conscientemente —se hizo la desentendida.

              —Me refiero a prender cigarrillos —dijo observador como ninguno—. Se perfectamente que solamente los prendes, quizá los demás no se hayan dado cuenta, pero nunca te llevas el cigarro a la boca, solo dejas que se consuma y lo tiras luego.

       De pronto la máscara de sarcasmo y diversión se cayó, dejando ver a la Coralena seria, a la verdadera. Esa Coralena que no se resguardaba detrás de chistes y comentarios sugerentes.

—Si los quemo yo, nadie más podrá quemarlos. Me deshago de la mierda antes de que dañe a los demás —al darse cuenta de la seriedad que había adquirido retomó devuelta su sonrisa y el tono divertido, como si nada hubiese pasado— ¿Y tu como sabes que me llevo y que dejo de llevarme a la boca?»

Realmente era irritante, no veía el momento para sacársela de encima. Su padre ya le había advertido que debía dejar de ser tan condescendiente con la invidente, simplemente le era imposible, ella lograba sacarlo de sus casillas.

𝐁𝐄𝐇𝐈𝐍𝐃 𝐓𝐇𝐄 𝐋𝐄𝐍𝐒𝐄𝐒 | Edward CullenWhere stories live. Discover now