𝐁𝐄𝐇𝐈𝐍𝐃 𝐓𝐇𝐄 𝐋𝐄𝐍𝐒𝐄𝐒 | Edward Cullen

𝟎𝟑. 𝐓𝐡𝐞 𝐕𝐮𝐥𝐭𝐮𝐫𝐢𝐬

—Mamá ¿Por qué papá parece no quererme?

     Como les contó Coralena una vez, hace mucho tiempo, el trato que ella recibía de sus padres era muy distinto al que recibían sus hermanos, y eso que ella no era la menor de todos. Al contrario de lo que se creía en el pueblo, ella era la mayor. No había justificación alguna para ese extraño comportamiento de parte de los dos adultos.

Su padre siempre solía mirarla por sobre el hombro, con esa mirada afilada que lo caracterizaba. Era abrumador para la niña él no entender el porqué de esas miradas, de esos silencios incómodos. Por Dios, solo tenía ocho años y la trataba como si fuese un mueble más de esa pintoresca casa.

La madre de la niña giró los ojos hacia el cielo, preguntándose una y otra vez como explicarle la verdad a la niña. Preguntándose si ella podría soportar la verdad ¿Quién podría? Yo no.

     Coralena nunca había visto a la mujer tan vulnerable, fuera de la formalidad y seriedad que portaba día a día.

    —Lena, tu padre sigue afectado. Tu nacimiento fue de alto riesgo. La idea de que pudo haberme perdido lo aterra. Casi me muero...

—¿Pero que dices? —preguntó retóricamente la niña, con un cinismo desconocido—. Tu no eres mi madre.

Una vez le dijeron a Coralena que los nombres tienen peso, que tienen sombra y luz. Aunque contrariamente de lo que se esperaría el nombre de Caius no pesaba al salir por sus labios, fue tan simple como su suspiro, una maleta que se sacaba de la espalda para dejarla andar sobre cuatro ruedas.

    Coralena se encargó de tomar la mano de Reneesme el mayor tiempo posible, la acarició con afecto. Y cuando llegó el momento la soltó y se hizo a un lado.

  La guardia se posicionó en el prado. El negro invadió el blando y lo transformó en tragedia. Ojos rojos, miradas que desean sangre y muerte.

    —Aro está buscando a Alice —advirtió Edward.