𝟎𝟔. 𝐑𝐞𝐧𝐞𝐞𝐬𝐦𝐞

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         Los días pasaron rápidamente para Coralena

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Los días pasaron rápidamente para Coralena. Ella poseía un carisma atrapan te, sin embargo con los únicos que verdaderamente se había acercado eran con Emmett, Peter y Charlote.

No la mal entiendan, no había nadie con el que se llevase particularmente mal —bueno casi, esa es otra historia— pero siempre que revisaba lo que los demás veían ella podía observar su propio rostro en la visión de otro individuo. Sabía que Jacob Black nunca estaba tranquilo a su alrededor. Una vez escucho a Edward reírse porque al parecer el lobo había pensado que ella parecía sacada de una película de terror, comparándola con una viuda o hasta con un espíritu en pena.

Otro tema aparte era Edward Cullen. Dios sabía cuanto lo odiaba. Ella, un ser bastante pacifista, nunca había tenido la necesidad de acabar con la inmortal de uno de sus iguales, no hasta que lo conoció al lector de mentes. Le parecía tan irritante, tan soberbió, ella simplemente no podía aceptar a personas así, más luego de lo qué pasó la última vez.

          —¿Cuál te gusta más, Nessie? —preguntó la ciega ha la hibrida.

         —Mmm, estos— dijo la niña señalando un par de aros plateados en forma de rosa.

         —Ahora son tuyos, acércate y te los pongo.

        La niña corrió hasta la inmortal y la abrazó con verdadera felicidad. La mujer a la que no le podía poner nombre, ya que nunca se lo dijo, se había convertido en una gran fuente de diversión y momentos alegres para la pequeña. En otras circunstancias la abría llamado tía si no supiese lo mal que se lleva con su padre. O quizá...

          Pronto la visión de la castaña pasó de ser nula a transformarse en una imagen. Reneesme le estaba mostrando inconscientemente lo que pensaba, o a quien estaba recordando:

            Se trataba de una mujer castaña, parecía dormida o quizá hasta muerta. Era muy delgada y pálida casi como una muñeca. Una imagen bastante macabra para una niña. Aun que algo le decía de quien se trataba esa mujer, o mejor dicho quien fue.

           —Era tu madre ¿verdad?

          El bosque nevado en el que permanecían se sintió más frívolo, más real. Ya no era una fantasía navideña llena de copos  y  muñecos de nieve. Esos eran problemas reales, que le sucedían a personas reales.

𝐁𝐄𝐇𝐈𝐍𝐃 𝐓𝐇𝐄 𝐋𝐄𝐍𝐒𝐄𝐒 | Edward CullenWhere stories live. Discover now