36. Sueño

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La mente de Jiang Ran había quedado en blanco. 

¿Escuchó mal?, ¿Tan Ye acababa de cometer un error? ¿O quiso simplemente decir otra palabra que se le parecía?. 

Jiang Ran quiso preguntar: —Tú...

—¿Estás de acuerdo? —Tan Ye no escuchó lo que iba a decir a continuación: —¿O quieres renunciar por ti mismo?. 

Jiang Ran sintió que el completo enfoque de su mirada estaba sobre él, no podía ignorarlo. El viento entraba por la ventana, pasando a un lado de sus oídos. 

Los dos estaban muy cerca y Tan Ye estaba frente a él, incluso sus piernas se superpusieron sobre las suyas. 

Jiang Ran quería retroceder, pero no había forma de cómo retirarse. 

Explicó: —...no me estoy rindiendo, tienes razón...pero tu condición, ¿acaso tú...?....

—¿Mm? —Tan Ye levantó su tono. 

Jiang Ran se sintió un poco entumecido por su tono, su temperamento siempre ha sido así y debería haberlo sabido desde ya. 

Tan Ye se inclinó nuevamente hacia adelante, empujándolo contra la pared. 

Su voz era extremadamente baja: —¿Qué intentas decir? ¿Acaso lo escuchaste mal o piensas que dije algo malo?

Ambas razones fueron dadas por Tan Ye. 

Jiang Ran recordó vagamente cuando en ese club hace medio mes, estaban incluso más cerca de lo que estaban ahora, e incluso, se abrazaron. 

Su garganta se movió. 

A diferencia de Tan Ye, que a menudo hace ejercicio, Jiang Ran rara vez se ejercitaba. Él era suave y débil, sin ningún poder de ataque. 

Esta invasión por parte de Tan Ye fue extremadamente arrogante. 

—Escuché mal... —Jiang Ran apenas podía hablar. Su rostro estaba rojo y caliente, sintiéndose medio avergonzado y medio confuso. 

Ahora era otoño, las paredes eran frías. 

Tan Ye bajó un poco los ojos y vio que la nuez de Adán de Jiang Ran seguía moviéndose, provocó que se tentara a seguir mirándolo. Incluso su respiración se aceleró.  

Originalmente, solo quería preguntar qué le había sucedido esta noche, pero el resto, solo fue un impulso repentino que tuvo desde su corazón. 

Pero no parecía ser algo de gran cosa. 

Tan Ye miró a Jiang Ran y lo besó a mitad de sus palabras. Era casi la misma sensación que tuvo en ese sueño, feroz y sin poder tomárselo con calma ni por un segundo. 

Jiang Ran no logró reaccionar a tiempo. 

Rápidamente usó sus manos para empujarlo hacia atrás, pero su fuerza no era tan fuerte como la de él. Y a los ojos de Tan Ye, era como si un niño luchara a golpes. 

A Tan Ye no le importaba en absoluto, pero finalmente terminó molestándose. Así que simplemente agarró su mano, como también su muñeca con la palma de su mano. 

Jiang Ran se estaba sintiendo desconcertado por este beso. Todo su rostro, cuello e incluso sus huesos los sentía calientes, la punta de su nariz podía sentir el aroma de Tan Ye, como también el sonido de la respiración de Tan Ye llegando a sus oídos. 

La otra mano de Tan Ye alcanzó su barbilla y lo apretó suavemente. No usó mucha fuerza, solo para que levantara un poco la cabeza. 

Jiang Ran tembló, hasta que finalmente volvió en si y se apartó violentamente. La silla hizo un estruendoso sonido de chirrido sobre el suelo. 

UN BESO, UNA PREGUNTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora