37. De acuerdo

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La vergüenza que sintió en la cafetería lo llevó hasta el mismo salón de clases. Jiang Ran se sentó en su asiento y comenzó a leer temprano, pero aún no se sentía recuperado. 

Originalmente quería explicarse, pero vio que los ojos de Tan Ye vislumbró las palabras "no expliques", así que no dijo nada. 

Cuanto más explicara, más confuso se volvería. 

—Ustedes salieron tarde por la mañana —Yuan Ding trajo un bollo al salón de clases: —Zhang Lihua estaba junto a nosotros en la puerta de al lado, así que nos fuimos primero. 

—¿No habías comido por la mañana? —Preguntó Jiang Ran. 

—Eso no es cierto —Yuan Ding terminó su comida con su bocados: —Bebí el resto de sopa picante que había quedado anoche. Pero después de haber terminado comer eso, simplemente no pude quedarme ahí y esperarlos a ustedes.

De hecho, muchos estudiantes de secundaria lo hacen para ahorrar tiempo, o compraban bollos al vapor y se los comió de camino, para luego ir a leer al salón de clases. 

Aunque el maestro había enfatizado que esto no era bueno para el cuerpo, pero la mayoría de los estudiantes simplemente lo escucharon y no lo tomaron en serio.  

—Tú y Tan-ge parecen estar fuera de sí desde esta mañana. ¿Pasó algo?. 

Mientras Tan Ye estaba afuera, Yuan Ding preguntó en voz baja. 

Jiang Ran se colocó en alerta: —¿Qué dices?.

—No lo sé, solo siento que parecía haber una extraña sensación entre ustedes dos —Yuan Ding se rascó la cabeza. 

De hecho, lo sintió desde anoche. Pero las luces no tardaron en apagarse y era demasiado tarde para poder comprenderlo de manera profunda. 

Entonces, esta mañana escuchó a Tan Ye preguntarle a Jiang Ran sobre qué quería desayunar. Aunque era algo normal, de todas formas sintió algo extraño. 

Porque antes, dos personas siempre han ido de manera directa a la cafetería, jamás hubo tal pregunta antes. 

—No peleamos —Jiang Ran lo ocultó. 

—Es bueno que no sea una pelea —Yuan Ding originalmente no pensó que se trataba de una pelea. 

Al escuchar esto, Jiang Ran dejó escapar un suspiro de alivio. 

Justo cuando sonó el timbre para la lectura matutina, el maestro de inglés entró desde afuera. El sonido de la lectura en voz alta instantáneamente llenó el salón de clases. 

Tan Ye estaba muy atrasado. 

Jiang Ran se enderezó, sostuvo el libro con seriedad y si tuviera un par de anteojos, sería una configuración estándar muy común para un maestro de escuela. 

Tan Ye se sintió bien cuando lo vio. 

Dado que de forma impulsiva dijo esa frase anoche, él ahora estaba muy claro acerca de sus sentimientos. 

Simplemente le gustaba Jiang Ran. 

Eso es todo. 

Tan Ye es muy inteligente, era inteligente bajo cualquier aspecto. Podía sacar diversas inferencias, por lo que le era sencillo entender algo de manera profunda. 

Al juzgar por la reacción de Jiang Ran anoche, que no tuvo ninguna clase de resistencia, significaba que aún es posible que no se haya dado cuenta. 

Pensándolo de esta forma, los labios de Tan Ye no podían dejar de levantarse. 

UN BESO, UNA PREGUNTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora