Capítulo 3 | Vergüenza y obsesiones.

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Ran.

Me encontraba en el apartamento de Rindou tomando un café mientras leía las noticias por el móvil cuando me llegó un mensaje.

Sanzu:
— Rinrin no para de hacer el ridículo en público. Pregúntale.

Rindou es un chico muy tímido, si hace el ridículo lo más seguro es que quiera desaparecer de la faz de la tierra y quiera fingir que no pasó para no tener una charla conmigo. Él es un tanto hermético a pesar de nuestra confianza y libertad para contarnos lo que sea.

El sonido de la puerta principal cerrándose violentamente me sacó de mis pensamientos y me quedé sentado esperando a que mi hermano menor aparezca por la cocina mientras terminaba mi café.

Cosa que no sucedió.

Él fue directo a su habitación y se encerró ahí.
Su comportamiento tan agresivo me alertó y sin pensarlo fui a golpear su puerta. Una, dos, tres veces.

— Hermano, estaba esperándote. ¿Sucedió algo?

Algo se estrelló contra la puerta.

— Rindou, ¿Qué carajos pasó? –grité alterado abriendo la puerta. Miré rápidamente el suelo, había aventado la lámpara de su mesita de noche.

Rindou estaba acostado en la cama mirando el techo, estaba con el rostro rojo como si estuviera tratando de controlar su enojo. Respiraba despacio y tenía los ojos vidriosos.

— ¿Qué sucedió? –exigí sentándome al lado de él, más tranquilo. El único motivo en mi cabeza para una reacción así de Rindou puede ser por un error en su trabajo.

No obtuve respuesta.

— Rin, cuéntame. ¿Es por trabajo? –intenté tocar su frente y golpeó mi mano apartándome. Odiaba cuando era así, parecía infantil.

— No. –se incorporó sentándose.

— Cuéntame. –apreté su mano dándole confianza, suele ser muy terco a veces.– No debe ser malo.

— Lo es. –pasó sus manos por su cara y suspiró– Ran yo no soy como tú. No tengo eso.

— ¿De qué hablas? ¿Qué no tienes?

Rindou suspiró y me miró como deseando golpearme por no entenderlo.

— De una mujer, le pedí su número y no me lo dió. –cerró los ojos mientras lo decía, se sentía humillado. Sanzu se habrá burlado de él para frustrarlo más.

— Hay miles de mujeres Rin, si quieres sexo vamos a un burdel. Las chicas te quieren. –una sonrisa burlona se me escapó, corren hacía nosotros al vernos. ¿Es tonto?

— No quiero una prostituta, no soy Sanzu, quiero conocer a la chica de la farmacia. –se soltó de mi agarre.

— A mí también una chica se negó a darme su número en la discoteca y era hermosa. –me reí.

— No Ran, no me entiendes. Yo sentí algo, me preguntó si estaba bien cuando me vió con sangre. –sacudía sus manos. Lo miré en silencio, confirmando que es tonto. Cualquiera preguntaría eso si te ve así.

— Vamos al burdel Rin, estás estresado. –me paré y esperé que me siga.

— No, vete de mi casa. Quiero pensar.

— ¿En qué? –incursioné.

— Vete.

Sin más me fui de allí. A mi hermano le gustaba el drama como para estar así por un número de teléfono y una chica. Puede ir a un burdel y tener a todas dispuestas para él.

Saqué mi móvil para aclarar mis dudas.

Ran:
— Sanzu, ¿Qué pasó con Rindou?

Sanzu:
— Fue por una chica y se peleó con un viejo.

Ran:
— ¿En una farmacia?

Sanzu:
— Montó un espectáculo saltando en un mostrador y siendo un gorila.

Lancé mi móvil para la parte de atrás de mi auto y me dirigí a mi casa. Quería descansar unas horas antes de ir a la discoteca.

(...)

Rindou.

Mi cabeza no deja de pensar en lo sucedido en la farmacia y en su respuesta, la humillación que fue para mí. ¿Por qué no me dió su número? No soy feo y entreno bastante.
¿Ran obtendría la misma respuesta? A él siempre se le da bien con las chicas mientras yo soy el menospreciado.
Cuando conozco a una mujer y ven a mi hermano, sin pensarlo me cambian por él a pesar de que las usa para una noche y ya.
No he dejado de compararme desde la secundaria cuando me robó a mi primer novia, Emma. No puedo dejar que conozca a esta chica, me equivoqué al decirle qué me pasaba y ruego a Sanzu no abra la maldita boca. Es mi hermano y lo amo, pero no confío en él. Jamás he recibido una disculpa por todas las veces que ha hecho que me rompan el corazón o por haberse metido en mis relaciones.

Rápidamente en mi cabeza encontré la respuesta a mis dudas.

"No puedo darte mi número, estoy trabajando."

Si no puede por su trabajo, tendré que buscar la manera de dar con ella fuera de él.
Una sonrisa se dibujó en mi rostro, miles de ideas pasaron por mi mente y me levanté contento de la cama. Me tomaré el tiempo y cuidado necesario para saber todo de ti. Te vas a enamorar de mí. Voy a ser mejor que Ran, voy a entrenar más y haré lo que sea para que seas mía.
Tu preocupación, el tono de tu voz, la manera en la que me miraste, encendió algo en mí. Hace años no obtenía atención.

Salí corriendo de mi hogar para ir hacía la farmacia. Con la dirección podré investigar y saber cuáles son sus empleados y tu nombre.

Creo que el amor a primera vista existe.

Galatea | Haitani brothersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora