Capítulo 11 | Dándole una mano a Rindou. ⚠️

366 36 10
                                    


Galatea.

— Muy bien Rindou, bájate el pantalón.

— ¿Qué? –su rostro estaba rojo y parpadeaba rápido

— Por la herida, tu pierna. –mi rostro se sonrojó de vergüenza también, ¿había sonado tan feo?

El hombre frente a mí asintió y se bajó el joggin que tenía puesto, pude ver la herida enorme que tenía pero había puntos en ella, esto ya había sido curado anteriormente. ¿Qué le habría pasado? En su otra pierna había un tatuaje que parecía seguir hasta su tobillo.
Me agaché entre sus piernas para con un algodón y antiséptico desinfectar la herida, al intentar pasarlo por la zona él tuvo el reflejo de apartar la pierna.

— Perdona. –dijo y se acomodó. Me observaba cada movimiento y trataba de aguantar los quejidos cuando limpiaba.

— ¿Qué sucedió para que tengas tu pierna asi? –pregunté curiosa. No se veía un tipo de bajo mundo, raro sí, pero nada más.

— Una herida… con una herramienta de trabajo. –explicó escuetamente. No le creí.

Terminé con el algodón y pasé a vendar la pierna.

En todo momento quise evitar dirigir mi mirada a su entrepierna a pesar de estar cerca de allí, el bulto se veía grande y eso que no había nada sexual en la situación. No pude evitar imaginar cómo sería cuando sí hubiera algo de ese índole, pasar mi mano por la tela y sentir lo que había allí.
Él no despegaba su mirada de mí y no podía permitir que piense que era una pervertida.
Negué alejando esos pensamientos de mí.

— ¿Qué hay? –interrumpió Rindou mis pensamientos sexosos.

— ¿Hay algo? N-no hay nada. –tartamudeé. Él estaba con el ceño fruncido. Me puse de pie rápido.

— Bueno, ahora me toca curarte yo a tí. –sonrió– siéntate.

Asentí y me senté a su lado, él tomó el algodón y siguió los pasos que hice yo anteriormente para curarlo. Lo hacía con tanta delicadeza y suavidad.

— Dime si te duele, lo estoy haciendo con cuidado. – tomó mi mentón y levantó un poco mi rostro. Pasó el algodón por mis labios que también tenían sangre, los miraba con mucho detenimiento. – terminé.

Me soltó y colocó las cosas en su lugar. Bigotes apareció de nuevo y se subió sobre él para buscar caricias y amor. Rindou enseguida lo tomó en sus brazos y besó al felino.

— Te puedo ofrecer algo para beber o comer, después de todo ya nos conocemos. ¿Quieres quedarte a cenar? O dormir. Ya son casi las 10 de la madrugada… –pregunté y él soltó al felino para mirarme.

— Me parece bien, ¿Quieres que cocinemos algo o pedimos comida?

— Cocinaré yo, tú puedes mirar televisión.

— Déjame ayudarte al menos. –intentó pararse y nos dirigimos a la cocina.

Estaba cortando las verduras para saltearlas en la sartén mientras hablábamos de cosas sin sentido.

— ¿Tienes novio? –la pregunta me tomó de imprevisto.  Volteé a mirarlo, estaba con el gato en sus brazos mientras miraba las flores que estaban en la mesa. Parecía decepcionado.
Miré los tulipanes que me había regalado Ran, los cuales se veían marchitos.

— No, fueron un simple regalo. Debería tirarlas. –contesté volviendo a picar la comida esta vez con rabia. No sabía nada de Ran hace semanas y no había tenido la intención de contestar mis mensajes dándole la razón a Kazutora de que era un hombre casado.

Galatea | Haitani brothersHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin