Enzo lo odiaba, odiaba esos labios tersos, su cabello siempre bien arreglado, su piel sin un solo poro, sus ojos de cachorro muerto de hambre, odiaba sus buenas calificaciones y le parecía sumamente pretencioso como al entrar en cualquier espacio to...
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Lunes.
Un chico rubio y otro más bajo se encontraron por los pasillos del colegio caminando hacia su salón, habían entrado tarde debido a la ausencia de un profesor. Erling bostezaba a la vez que intentaba atarse correctamente la corbata del uniforme mientras que Julián sonreía mirando al suelo y de vez en cuando se dignaba a seguirle la conversación a su amigo, Erling notó esto medio confundido viendo cómo su salón estaba quedando atrás mientras Julián seguía caminando hacia adelante.
—¿Qué día es hoy Juli? —
—Si...—Contestó inconciente y sin pensar mucho en su respuesta, no tenía los pies en la tierra o tal vez el suelo se había despegado de sus pies.
—Bueno ¿Qué te pasa? —Preguntá deteniendo el paso.
—¿Por qué decís? —Julián despierta de su trance para mirar a su amigo.
—Porque nos pasamos, el salón está del otro lado —Dice obvio.
—¿Y por qué no me dijiste??? —
—Que te iba a decir si estabas re en una —Regaña —Dale...decime que te pasa —Insistía el rubio mientras invitaba a su amigo a sentarse en una banca serca, no era muy normal que alguien tan usualmente centrado como Julián anduviera en las nubes —¿Es por el boludo de Enzo?—
—No, no es el...bueno...—Comenzó a relatar Julián con las mejillas rojas de la vergüenza, no era muy bueno expresando sus emociones de forma verbal pero hacia el intento —El chico de esa vez...¿Te acordás? —
Erling se sorprendió ante lo comentado ¿Su amigo ni se enteraba de la escena de película romántica adolescente tercermundista que tuvo con Fernández? Y lo peor es que ahora parecía no querer soltar más ese acontecimiento.
Cómo buen amigo se planteó ¿Que debería hacer? ¿Contarle la realidad o dejarlo así esperando el día que se olvide? Si por esa razón habían ido de joda en primer lugar, para olvidarse de su romance jodido...
Mejor esperaría a que el mismo le preguntase si lo conocía a aquel chico.
—Ajá ¿No lo podés soltar? —Pregunta comprensivo.
—No...es qué siento que hace mucho no me sentía así ¿Viste? Y no sé, siento que quiero conservar está emoción un rato más... —Confesó con la vista perdida.
Y el timbre sonó sacando a ambos de su transe, a Erling de su crisis y a Juli de su nube de enamorado.
—Bueno, si querés después lo podemos buscar por insta en la página de tincho —
Juli asiente y ambos esa vez si se dirigen a su salón.
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Se encontraban Cristian y Enzo sentados en sus respectivos lugares minutos antes de que tocará el segundo timbre que daba comienzo a sus clases.
