Enzo lo odiaba, odiaba esos labios tersos, su cabello siempre bien arreglado, su piel sin un solo poro, sus ojos de cachorro muerto de hambre, odiaba sus buenas calificaciones y le parecía sumamente pretencioso como al entrar en cualquier espacio to...
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Llegué a mi casa de noche, cansado otra vez, no sé de qué, el partido de hoy fué de voley en el que no participé porque sinceramente no se me daban bien las manos y me mareaba cuando había que rotar y toda esa huevada, pero supongo que al agrandado de Julián no, el siempre tenía que ser tan malditamente bueno en todo.
Ni siquiera me bañé, solo fuí a mi pieza y me tiré de cara en la cama.
Cutie😽 ¿Querés venir a mi casa? Sonny y yo encargamos unas pizzas. 20:30
Nah, ya me acosté. 20:30.
Cutie😽 Uh, y no tenes que tomar pastillas, viejardo?? 20:30
Tu vieja es vieja 20:31
Ni siquiera sabía lo que escribía, los ojos se me cerraban involuntariamente.
Recordé todo lo de la tarde, no terminaba de entender ¿Que tanto hice para terminar echo pelota? Si solo me senté con el termolar y el mate de Son mientras el y los demás jugaban, de vez en cuando hacían cambios, pero como no querían perder estos mangas de giles, no me llamaban, igual, es razonable por lo mano de manteca que soy, lo admito.
El único que se acercó a mi en algún momento fué él.
—¿Querés cambiar? —Pregunta con su sonrisa de "niño lindo"...entre comillas claro.
—¿Para qué? Si van ganando, andá dale —Dije cortante.
—¡Julii vení!! —Lo llamaban a lo lejos a lo que el solo asintió y se fué a la cancha de voley para posicionarse frente a la red, cara a cara con ese tal "Juan" a quien saludó, seguro ese gringo le estaba buscando camorra como caniche otra vez.
Priorizé observar a mis compañeros jugar, observé como Lisandro remataba un pase de Álvarez, y como él aplaudía ese punto más a favor, ví como Julián le susurraba al de atrás y como le felicita su tiro largo, rodé los ojos, yo podría haberlo echo mejor, solo me faltaba práctica.
Observé como guiaba a los chicos perdidos en la rotación, aunque era muy fácil seguir la formación, yo no me perdería tanto.
Le tocaba a él hacer el saque desde fuera, ví como flexionaba sus rodillas en posición, veía esas piernas algo descubiertas gracias a ese short del uniforme que le llegaba hasta la mitad de los muslos y marcaban bastante bien sus rendondeados glúteos, sin duda le quedaban mejor que esos jeans negros.
—Si ¿Viste? —Dijo una voz familiar.
Siento la sercana calidez de alguien en mi espalda.
—¿Vas a dormir sin comer nada? —Me pregunta la misma voz susurrandome en el oído. Yo me doy vuelta sobre mi hombro apreciando una silueta masculina con el torso desnudo a la que una sombra negra cubría su cara evitando poder reconocerlo pero aún así sabía que me miraba fijamente con una sonrisa—¿Mh, Enzo? —Yo me acerqué a él, no sabía si al tocarlo esa sombra negra me absorbería o solo sentiría un vacío frío pero quería saberlo aunque no sé que se me habrá pasado por la cabeza para besarlo pero no me arrepentía. Sus labios se sentían suaves como el interior de su húmeda boca, quería más, el entre besos pronunciaba mi nombre con esa voz y ante la frustración de no poder reconocerla me aferré más a él —Enzo...— murmuraba y arrastraba mi nombre, eso solo me ponía más. Le agarro de la cintura apretando su piel entre mis dedos —¡Enzo..!—
—¡¡ENZO!! HABLÁ PENDEJO DE MIERDA ¿VAS A COMER O NO?? —
Me despierto de golpe.
—No ma...—Respondí sentado en la cama intentando procesar la realidad y mi realidad para mi mala suerte eran los gritos hartos de mi vieja y no ese chabón que besaba de más bien.
—Bueno, andá a bañarte entonces que hasta acá se te siente el olor a chivo —Grita otra vez desde la cocina.
Qué me pasa.
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