Enzo lo odiaba, odiaba esos labios tersos, su cabello siempre bien arreglado, su piel sin un solo poro, sus ojos de cachorro muerto de hambre, odiaba sus buenas calificaciones y le parecía sumamente pretencioso como al entrar en cualquier espacio to...
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Ese fué un día raro, más a la mañana y me seguía sintiendo culpable, aunque no sé porqué, nunca me había importado tanto que me perdonen y solo ignoraba a las personas que se hacían de rogar si esperaban que me arrodillara o algo así...
Pero dios, como me torturaba ese "Está bien"
Yo no estaba bien.
Iba pensando mientras me dirigía a la cancha en dónde jugariamos el último partido del torneo, esta vez de basket.
El teléfono me sonó, era Maricel Pereyra, una compañera organizando para ir a un restaurante después del torneo, yo me apunté y minutos después Julián confirmo que iría, yo tuve un sentimiento agridulce en mi interior.
Ya no sabría especificar que sentía respecto a él, era confuso y mi mente hasta hace unos días me estuvo dando malas jugadas, pero solo era eso, solamente me sentía confundido.
Esos últimos partidos de basket, en el cual jugué como defensa porque no es sorpresa que soy un mano dura, fueron bastante intensos y perdimos muchos, pero igualmente festejamos haberles ganado a esos chetos que parecían postes de luz de lo altos que eran.
Julián como siempre haciéndose el humilde, no era nada nuevo pero ¿Por qué seguía amigando con la competencia??
-Levantoski -Reía mientras agarraba de la mano al otro tirado en el suelo.
-Andá a cagar Juli -Decía riendo igualmente mientras se levantaba y lo abrazaba con un brazo en los hombros.
Por alguna razón me molestó esa interacción tan cercana.
-¿Qué estás chusmeando mi vida? -Aparece Cuti de la alcantarilla.
-Nada mi corazóno, se lenguadoski o no sé qué, es re confite -
-¿Qué te hizo? -
-Nada, pero no sé, se me hace -
-Ajá...-Pega la vuelta y se va hasta donde está su Mulancito.
Con todo y pollera, igual se lo quiere al buen Cristian.
Se hicieron las 20:00 de la noche entre que nos entregaron los certificados, los premios y no se qué mierda más pero ya íbamos saliendo con los pibes caminando hacia el restaurante de pizzas entre todos, mi amigo iba conversando con su amorcito, yo me sentí un poco olvidado solo, cara de loco entre mis otros compañeros con los cuales ni hablaba a pesar de haber convivido con ellos por casi todo el ciclo secundario.
Podría decirse que disfruto de mi propia compañía, pero a decir verdad ni yo mismo me soporto y por eso me hice meju del tipo con más paciencia del mundo...a veces.
"-¡¿QUÉ HACES PELOTUDO?!-"
No sé si sentirme orgulloso de haber podrido a la persona con más zen que conozco igualmente lo tomo como un nuevo récord.
