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Cuando por fin llegó a la puerta de su casa, Haerin pudo notar que las luces estaban encendidas. Pensó que quizás su padre había despertado y se dio cuenta de que había escapado. Una parte de ella realmente anhelaba que su padre se encontrara preocupada por ella y que sintiera alivio al ver que regresó sana y salva de lo que pudo ser su última noche con vida.

Se acercó a la puerta con lentitud, para después abrir el seguro y entrar a casa, caminó hacia la sala y ahí estaba él. Sólo que... estaba completamente dormido en el sillón, y a su lado tenía una botella de vino vacía hasta la mitad. La de cabello café suspiró decepcionada, había pasado tantas veces que cada vez dolía menos ver ese tipo de escenas.

Se acercó hasta su padre inconsciente para poder cubrirlo con una frazada que, afortunadamente, se encontraba cerca de él. Apagó la luz de la sala y le dio una última mirada a su papá antes de subir las escaleras. 

— Hija... lo siento mucho. —murmuró en sus sueños el hombre— Perdón por ser un padre tan caótico ahora mismo.

Haerin no respondió, simplemente se mordió el labio y caminó en silencio hacia su habitación. Se quitó la chaqueta y estaba por lanzarla sobre su cama, hasta que sintió un olor extraño provenir de ella.

"¿Acaso huele a lavanda?" pensó confundida, sosteniendo cuidadosamente la prenda.

Un escalofrío atravesó al recordar la razón de aquel singular aroma.

"El perfume de Danielle debió impregnarse al momento de forcejar en el suelo."

Las imágenes de lo que estuvo por hacer en aquella autopista regresaron de golpe a su memoria, haciéndola pensar en qué hubiera pasado si esa chica extraña no pasaba por ahí en ese momento.

Danielle había evitado que Haerin acabara con su vida en un momento lleno de desesperación. Pero... incluso si la había salvado de morir... el dolor seguía ahí.

Y parecía que nunca se iría.

- - -

La escuela era terrible, como todos los días sin excepción. Especialmente porque tenía que fingir que todo estaba "mejorando" en su vida cuando claramente no era así. Aunque los últimos días no le echaba demasiadas ganas a eso de fingir, incluso podría decirse que ya todo le daba igual.

— Kyujinie, me gustaría que hiciéramos juntas el trabajo de matemática. —escuchó a una chica a pocos metros de ella, se llamaba Jiwoo si mal no recordaba.

— Lo siento, Jiwoo... pero ya tengo compañera para el proyecto. —respondió con mucha amabilidad, típico de ella— Será en otra ocasión.

— Entiendo, entonces será la próxima vez. — respondió un poco triste, pero rápidamente cambió su expresión y volvió a sonreír.

Se despidió con un gesto y se reunió con su grupo de amigas para salir de la cafetería. Haerin, quien disimuladamente había visto toda la escena, continuó jugando con su almuerzo mientras observaba a la chica acercarse a ella, sonriente como siempre.

A veces se preguntaba cómo Kyujin podía estar siempre tan animada y ser tan generosa con todo el mundo.

— Hola, traje dumplings... sé que te gustan. — comentó mientras tomaba asiento a su lado y sacaba su propio almuerzo— También tengo jugo de uva, pero no está tan bueno como pensaba.

— ¿Qué cosa no está tan buena? —preguntó una tercera voz detrás de ambas chicas— Yo seré quien compruebe eso.

Se trataba de Lee Hyein. Ella también estaba en el mismo grado que Haerin y Kyujin, sólo que había sido exonerada de las dos primeras clases por haber tenido un importante partido de volleyball contra una escuela rival y por eso recién aparecía en la cafetería. Ella era popular en la escuela, todos la conocían por ser la capitana del equipo y siempre llenar la vitrina principal con trofeos de sus victorias.  A pesar de ser popular, ella era una persona bastante humilde y amable, no tenía el típico grupo lleno de gente rica y popular a su alrededor, sino que prefería pasar su tiempo con personas mucho más "interesantes" como solía decirles a las chicas con los que acababa de sentarse.

time.   [daerin] auOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz