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— Entonces... ¿no me vas a decir dónde estabas hasta esta hora? —cuestionó la más baja, sentándose en el sofá más grande de la sala, al igual que la pelicafé.

Ambas chicas estaban en la sala de la familia Jang, esperando que el padre de Haerin llegara a recogerla. La menor estaba un poco enojada porque Haerin le confesó que había bloqueado el número de su padre hace algunos días y que por esa razón nunca entraron sus mensajes o llamadas a su teléfono, lo que debió haberlo preocupado y ,posteriormente, motivado a llamar a la residencia de los Jang a preguntar su paradero.

— No es tan tarde. —trató de defenderse la mayor, aunque sabía que no era verdad.

— Son casi las nueve de la noche, claro que es tarde.

Haerin sabía que si fuera menos cobarde, le contaría a Kyujin la razón por la que no quería estar en casa desde la muerte de su hermana.

Si fuera más valiente seguro que lo haría...pero ella no era valiente.

De hecho, estar frente a Kyujin la hacía sentirse diminuta, como si fuera un gatito asustado frente a un gran e imponente león. Lo peor es que no había razón para sentirse así, porque Kyujin siempre fue amable y cariñosa desde que la conoció. En realidad, Kyujin siempre había estado ahí, cuidándola y escuchando cuando tenía alguna preocupación.

No entendía por qué de pronto se sentía tan intimidada por la menor. Aunque en este punto de su vida, ya nada podía tener menos sentido.

— Haerin... tienes que decirme dónde estabas.—pidió Kyujin con seriedad, cruzándose de brazos para esperar la respuesta de la pelicafé.

— Eso no es importante.

— Claro que lo es. —contradijo la dueña de la casa con molestia, algo inusual en ella— Por favor, dime que no estás tratando con malas influencias o algo así, tú sabes a lo que me refiero.

— Claro que no, no se trata de eso.

— ¿Entonces qué es? —volvió a preguntar insistente, no se detendría hasta obtener una respuesta.

Haerin suspiró, ya cansada de que su amiga se rompiera la cabeza imaginando todo tipo de acciones ilegales que una adolescente de dieciséis años podría realizar en Corea del Sur.

— Salí con alguien hoy. —respondió con rapidez, dejando a la menor con la boca abierta.

Obviamente no esperaba esa respuesta.

Las palabras y la presencia de Danielle la hacían sentirse mejor; así que no negaría su existencia. No sería capaz de hacerlo, no después de todo lo que había pasado en los últimos dos días.

— ¿Qué? —cuestionó la contraria, pensando que había escuchado mal o que ese café exótico que compró su madre en la calle provocaba alucinaciones— ¿Saliste con alguien...? ¿Tú...?¡¿Hoy?!

— Sí, estuvimos charlando en el parque y perdí la noción del tiempo.

Haerin no estaba mintiendo, porque eso fue exactamente lo que pasó. Aunque quizás la imaginación de su amiga estaba llevando sus palabras por una ruta "diferente" a la que ella pretendía, no estaba segura... pero lo averiguaría en unos minutos.

— ¡Saliste con alguien y no me contaste nada, mala amiga! —respondió, empujándola de forma amistosa.

Haerin esbozó una pequeña sonrisa al darse cuenta que había dado en el clavo: Su amiga había tergiversado el significado de sus palabras, lo que se le hizo un poco... ¿gracioso?

— ¿Es un chico de la escuela? —insistió la menor, que al parecer quería saber todos los detalles posibles de la historia.— ¿Es lindo?

— No es de la escuela. —aclaró Haerin, encogiéndose de hombros— Y tampoco es una chico.

time.   [daerin] auWhere stories live. Discover now