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Una semana después, día lunes para ser exactos...

Recorrían una calle de la ciudad totalmente desconocida para la pelicafé, entre el ruido del tráfico y las voces aglomeradas de las personas a su alrededor. Era lunes de noche y todo parecía sobredimensionado: los autos, las luces, la cantidad de gente que iba de un lado para el otro... El sol se había ocultado hace rato, pero la ciudad parecía estar más despierta que nunca.

— ¿A dónde vamos, Danielle? —preguntó la pelicafé, mas no obtuvo respuesta por parte de la contraria.

Habían pasado dos semanas desde el último encuentro de ambas; sin embargo, se mantuvieron en contacto a través de mensajes de texto y llamadas diarias. Haerin no iba a negarlo, las llamadas y mensajes que tenía con la castaña se volvieron su momento favorito del día. No tenía la presión de fingir algo que no era cuando estaba con Danielle y por eso creía que ella era la única que podía llegar a entenderla, escucharla y no juzgar sus impulsivas acciones.

Danielle lograba hacerla feliz con solo escuchar su voz, se había convertido en morfina para su alma.

¿Se estaba volviendo emocionalmente dependiente de la castaña?

No estaba segura de la respuesta y aquello le preocupaba. Porque, aunque le dolía admitirlo, sabía que no era correcto que su estabilidad emocional dependiera de alguien. De hecho, le había estado dando vueltas a ese tema en su cabeza desde hace varios días, incluso pensó en contarles a Kyujin y Hyein, pero descartó la idea solo para no querer preocuparlas. Ellas se veían tan felices por la mejora de animo que había tenido, así que no quería decepcionarlas.

— Es aquí. —fue la primera frase que salió de los labios desde que se encontraron en el parque hace aproximadamente cuarenta minutos.

Ella se encontró observando un pequeño edificio al otro lado de la calle, Haerin no entendía por qué Danielle le había hecho ir hasta ese lugar tan común.

— ¿Qué es este lugar? —interrogó un poco enojada, ella había tenido en mente algo diferente.

— Aquí... podrán ayudarte, Haerin. —pronunció con lentitud, cerrando los ojos con fuerza ya que no quería ver la reacción de la pelicafé— Pedir ayuda es el primer paso para superarlo.

— No. —respondió dolida, con un tono de voz frío— Me trajiste aquí solo para decirme que estoy loca, yo creí... que podía confiar en ti, fui una imbécil.

La pelicafé se giró, con la intención de abandonar ese lugar lo más rápido que podía.

— No, no es así. —se defendió Danielle con lágrimas en los ojos, tomando el brazo de la menor para detenerla— Solo quiero que seas feliz, quiero que tú...

— ¡ESO ES MENTIRA, SOLO QUIERES DESHACERTE DE MÍ! —vociferó la pelicafé, llamando a la atención de algunos transeúntes.

Danielle esperaba una reacción así por parte de Haerin, mas no imaginó que le dolería tanto verla de esa manera. Pero ella no podía ayudarla sola, aquello era demasiado idealista. Haerin necesita ayuda de un profesional y el Dr. Choi Soobin era el mejor para atender este tipo de casos.

Danielle lo sabía muy bien.

— Ellos no te regañarán ni van a juzgarte, ellos te ayudarán. Por favor, créeme.

— Me verán como una molestia, como un caso perdido, porque eso es lo que soy y así es como me resigné a que todos me vean.

— ¡No es verdad, nunca te vi así y ellos tampoco lo harán!

— ¡YA BASTA, DANIELLE! —gritó la chica de ojos grandes, obligando a la castaña a soltarla con brusquedad— ¡DEJA DE ENTROMETERTE EN MI VIDA Y SOLO ALEJATE DE MI!

time.   [daerin] auWhere stories live. Discover now