7. El comienzo de algo

9.1K 1K 163
                                    

—¿Dices que estuviste con una criatura marina muy grande? —Tsireya comenzaba a ponerse nerviosa ante la situación que estábamos viviendo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Dices que estuviste con una criatura marina muy grande? —Tsireya comenzaba a ponerse nerviosa ante la situación que estábamos viviendo.

Al parecer, a Lo'ak lo había salvado una criatura, probablemente un Tulkun, pero eso no tenía ningún sentido.

—Es imposible, los Tulkun aún no han regresado de su migración —aporté.

—Y además van en siempre grupo, no tiene sentido que vieras a uno solo —agregó Aonung. Mis hermanos tenían sus ceños fruncidos mientras la paciencia de Lo'ak poco a poco se agotaba.

—Vaya, mi hermanito es todo un superviviente —Neteyam intentó aligerar la tensión que se acumulaba alrededor de su hermano, fallando en el intento.

Este miró en mi dirección y bajé las orejas mirándole con reproche. Molestando a su hermano no lograría nada.

—¡No estáis escuchándome! Tenia cicatrices y le faltaba una aleta.

Me tensé al instante y miré de reojo la reacción de mis hermanos. Todos parecieron darse cuenta de cómo había reaccionado a sus palabras y Tsireya me miró con pánico en sus ojos.

—Es Payakan... —Tsireya miró a Lo'ak, buscando las palabras adecuadas para decírselo—. Lo'ak, él es un asesino. Tienes suerte de seguir con vida.

—¡Él no es ningún asesino! Me ha salvado la vida.

—Deberíais escucharle... —Susurré.

Al parecer todos me oyeron y Aonung me miró con un enfado notorio.

—No empieces otra vez, Ngayä —los músculos de mi hermano se tensaron y suspiré, teniendo claro que esto acabaría con una discusión—. Lo que pasó con Payakan fue un genocidio por su parte, se merece estar desterrado.

—¿Y si no fue él, Aonung? —Esta vez no pensaba quedarme callada como siempre—. He visto las cosas que pueden hacer las armas de la gente del cielo, lo que ocurrió fue una masacre, ¡Payakan no habría podido con tantos Tulkun siendo solo una cría!

Aonung se levantó de golpe y bajó las orejas. Esto iba a acabar muy mal.

—¡Ha matado a cientos de los nuestros, no le defiendas por la estúpida razón de que te escogiera, ya no eres una cría! —Al ver que había comenzado a enseñarme los colmillos, me levanté para encararle, con las orejas pegadas al cráneo de la furia.

—Por si no lo recuerdas, no me uní a él porque el clan no me lo permitió 

Al ver la confusión en el rostro de los hermanos, Tsireya les explicó todo mientras Aonung y yo nos matábamos con la mirada.

—El caso de Ngayä ha sido un caso único en nuestra historia. Payakan la escogió muy joven, pero nuestros padres no se lo permitieron y le desterraron. Por suerte, cercana a su adolescencia, otro Tulkun la escogió y se unieron. Pero ella nunca superó la marcha de Payakan, estaban muy unidos —Tsireya suspiró y continuó con su explicación—. Aonung siempre ha estado en contra de las opiniones de Ngayä a favor de Payakan.

Skawng // NeteyamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora