18. Una vida a tu lado

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Sentí la luz golpear mi vista con más fuerza de la que estaba acostumbrada y fruncí el ceño, demasiado relajada como para dignarme a despertar

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Sentí la luz golpear mi vista con más fuerza de la que estaba acostumbrada y fruncí el ceño, demasiado relajada como para dignarme a despertar. Pocas veces dormía con tanta profundidad, no pensaba desaprovechar la gran oportunidad que me había brindado Eywa de poder descansar en condiciones.

Al estar más despierta por culpa de la luz, comencé a sentir el calor que algo irradiaba sobre mi cuerpo. Al sentirlo tan acogedor moví perezosamente mi cola hasta encontrar un cuerpo a mi lado.

Abrí por un momento los ojos de golpe, pero al girar levemente mi cabeza hacia atrás me encontré con un Neteyam dormido justo a mi lado. Sus brazos abrazaban mi cadera y su cabeza estaba muy próxima a la mía.

Una sonrisa enternecida se escapó de mis labios y miré a nuestro alrededor, recordando todo lo que había sucedido la noche anterior; cada hermosa palabra que se había escapado de los labios de quien ahora quizás debería considerar «mi pareja».

No nos habíamos unido de ninguna de las formas en las que se debía como Na'vi, pero nuestras promesas me bastaban. Promesas de amor que prometían un futuro que podríamos compartir juntos si ambos estábamos dispuestos a esperar y luchar por el otro en todo momento.

Él me pidió que fuera su compañera de vida y, aunque actualmente no era algo que pudiéramos oficializar o decretar ante los ojos de Eywa debido a nuestras familias y a las tradiciones, al menos teníamos muy claro que nuestra promesa de lograr serlo algún día se mantendría tan firme como nuestros sentimientos.

—Buenos días, hermosa...

Sentí un susurro ronco en mi oído y sonreí, girándome levemente hacia mi acompañante quien me miraba con una mirada adormilada. Al verle tan vulnerable recién levantado me giré para quedar cara a cara, a la vez que él me atraía más a su cuerpo con sus brazos que aún rodeaban mi cintura.

Lentamente acerqué mi rostro al suyo y acaricié nuestras narices con cariño.

—Buenos días, Neteyam —susurré de vuelta.

Él me miró sonriente y con una mirada juguetona acercó su rostro hasta juntar nuestros labios; provocando que ambos sonriéramos en medio de este.

Poder disfrutar al fin de algo que tanto tiempo habíamos tenido prohibido era una relajante satisfacción que estaba dispuesta a convertir en una rutina frecuente. Si seguíamos así, era probable que me volviera una adicta a ello.

Neteyam subió una de sus manos de mi cintura a mi mejilla, para acariciarla al mismo ritmo que se movían nuestros labios en sincronía.

Por impulso, acerqué mi cola hacia la suya para sentir como estas se entrelazaban en perfecta armonía; con suavidad.

Acabamos separándonos por falta de aire y él colocó un mechón de pelo detrás de mi oreja.

—Tengo una sorpresa para ti —me guiñó un ojo y me medio incorporé, quedando aún tumbada pero con el codo apoyado para verle desde arriba.

Skawng // NeteyamWhere stories live. Discover now