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11 de enero | 2011
12:37 a.m

Cristian estaba junto a sus dos amigos, charlando sobre que harían esa noche, estaban volviendo a la casa de uno de los chicos ya que habían salido a comprar algo rápido cuando unos gritos se hicieron presentes en el barrio.

- ¡VENÍ ACA HIJO DE PUTA! - Aquel gritó desesperado con enojo y tristeza se escuchó por todo el barrio, los tres adolescentes se miraban confundidos ante la situación.

- ¿Que es eso? - Atino a preguntar Cristian, para el esas cosas no eran tan recurrentes, su barrio era realmente tranquilo.

- No sé, seguro la Mili se volvió a pelear con el hermano o alguna cosa así. Nada importante - Le Respondió Adrian, unos de sus amigos de la infancia y el que vivía en aquel barrio. El a diferencia de Cristian si solía estar bastante acostumbrado a estás y otras cosas peores en el barrio.

- ¡DEVOLVEME LA PLATA HIJO DE PUTA! - Otro gritó más se hizo presente en el barrio.

- Che, yo creo que sí es medio importante - Hablo ahora Diego otro del pequeño grupito, la preocupación comía a los chicos a causa de que los gritos se volvían más desesperados.

- ¡Para loca! ¿¡Quien sos!? ¿¡Que mierda te pasa!? - Hablo por primera vez Maxi. Probablemente la alta dosis que tenía en drogas lo hacían olvidar las cosas, confundirlas y mezclarlas.

- ¡Mírate Maximiliano! Estás tan drogado que no sabes ni quién soy - Las palabras recriminadoras de la chica hacían eco en la cabeza de su hermano, ¿A qué punto había llegado?.

- ¿Mili?.... - El mayor de los hermanos no entendía nada, la droga lo estaba matando.

- ¡No te vengas a hacer el pelotudo acá! No me importa lo drogado que estés ¡Devolveme la plata ya Maximiliano! - Los gritos seguían, por reflejó el mayor se acercó a su hermana para calmarla pero eso la aceleró más.

- ¡No me toques! - Gritó, de un momento a otro lado lágrimas salían rápidamente y descontroladamente por los ojos de la menor, está situación la estaba matando a ella también.

— Quédense acá, ya vengo — Les dijo Adrián para acercarse a los hermanos y intentar calmar un poco la pelea.

— Maxi, ya está deja de armar quilombo y andate — Se animó a hablar Adrián con la voz más tranquila que pudo, aunque por dentro se moría del miedo por lo que el mayor le pudiera hacer por medito. Se dispuso a abrazar a la chica y por lo menos intentar que se sienta un poco más segura.

— ¡Y vos qué mierda te metes! — Cuando el mayor intento empujarlo apareció un chico de aparentemente su misma edad, Lautaro, el primo de la chica y un conocido del barrio de Adrián.

— ¡Raja de acá Maximiliano! ¡No la toques por qué te juro que no la contas pibe! — Lautaro le empezó a gritar, desde que el hermano de la chica había entrado en el mundo de las drogas el prometió que la iba a cuidar con su vida, aunque eso implique lastimar a alguien.

— Mira que hijo de puta que sos, los defendes a estos en vez de a mi, ¡Nos criamos juntos Lautaro! Pero veo que no te importa — ¿Maximiliano haciéndose la víctima y manipulando? Que raro, por favor que se note el sarcasmo en esta narración.

— Deja de querer hacerte la víctima, ¡Sos igual que tú vieja!  — Le recriminó Lautaro, probablemente si Maximiliano no hubiese estado tan drogado lo hubiese golpeado y hasta hubiese llorado, pero el alto porcentaje de droga no le dejaba comprender tantas cosas.

— Cállate Lautaro, que vos sos igual a.... — El chico no pudo terminar de hablar ya que Lautaro le encajo una piña, sabiendo de ante mano a quien iba a nombrar.

— ¡Lautaro déjalo! — Gritó Milagros al darse cuenta de la situación, uno de los amigos de el hermano de la chica se acercó y los separó.

— Vamos wachin, dale — Maxi les dió una última mirada de enojo a todos y se fue.

— ¿Tas' bien? ¿Te hizo algo? — Le dijo Lautaro a la chica agarrando la cara de ella con sus dos manos para examinarla de arriba a bajo, separándola de Adrián.

— Estoy bien, no me hizo nada, nomás vendió la cadenita de mis quince y me re calenté — El chico solo asintió y la abrazo fuertemente.

— Pensé que te había pasado algo — Le susurró, ella soltó una risita y negó.

— Anda para tu casa dale, tu mamá debe estar preocupada, decile que estoy bien — Ella le devolvió el susurró, el chico solo asintió, le dió un beso en la cabeza y se fue.

Por la parte de Cristian y Diego, habían visto toda la escena con preocupación, aunque ninguno podía hacer nada por el miedo, se acercaron a su amigo cuando vieron que solo quedaba el anteriormente nombrado y la chica.

— ¿Está todo bien? — Dijo Cristian al acercarse a la chica mirándola detenidamente, era realmente hermosa, tenía puesto un conjunto de river que realmente le quedaba grande, tenía el pelo atado en un moño mal hecho, era morena, no tan alta y con unos labios relativamente grandes.

— Si, supongo que si — Atino a responder ella imitando su acción, en todos sus años de vida nunca había visto a un pibe tan lindo, bueno, eso ya era una exageración, pero Cristian era realmente lindo.

— Soy Cristian — Se presento el chico con su característica sonrisa de costado, para ofrecerle un apretón de manos.

— Milagros — Le respondió ella intentado forzar una sonrisa mientras le daba la mano, Cristian era lindo y todo pero no podría olvidar aquella pelea en tan pocos minutos. Al parecer Cristian entendió que no era momento para chamuyar y después del apretón solo la mano de ella.

Los adolescentes se sentaron en la vereda y empezaron a hablar de cada boludeces que les venían a la cabeza para intentar hacer que la chica olvidé un poco aquel mal rato que había pasado. Después de un rato largo ella hablo.

— Es re tarde, tu vieja debe estar preocupada, y más si hay visita — Le dijo a Adrián, ahí fue cuando a él le cayó la ficha de lo tarde que podría ser se despidió rápidamente y salió corriendo con sus amigos hacia la casa del chico.

Al llegar, los tres entraron sigilosamente por la puerta y caminaron hasta la habitación del chico como si su vida dependiera de ello, aunque si habían hecho uno que otro ruido estaban agradecidos que los padres de Adrián no se hallan despertado.

— Fua, ya son las dos y media de la mañana ¿En qué momento paso tan rápido el tiempo? — Pregunto Cristian tirándose en la cama

— Paso en el momento que te quedaste embobado mirandola. Te gusto ¿No? — Le respondió su amigo para joderlo, Cristian solo negaba rotundamente ¿Como iba a gustarle una piba que había conocido recién?













































 Te gusto ¿No? — Le respondió su amigo para joderlo, Cristian solo negaba rotundamente ¿Como iba a gustarle una piba que había conocido recién?

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𝖭𝖮𝖳𝖠 𝖣𝖤 𝖫𝖠 𝖠𝖴𝖳𝖮𝖱𝖠

╰─► Bueno, cómo se habrán dado cuenta escritora profesional no soy pero ni en pedo, es la primera vez q hago una historia con este tipo d narrador así q sepan entender

╰─► CREOOO q no tiene ninguna falta de ortografía, pero si tiene no duden en corregir

𝗮𝗱𝗶𝗰𝗰𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀. cuti romeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora