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18 de Diciembre|2022
15:03

Milagros terminaba de cambiar al pequeño Valentín, quien en unos cortos días cumplía su primer añito, estaban en Doha, Qatar, preparandose para ver la final del mundial, después de tanto sufrimiento, llanto y desespero Argentina estaba en la final contra Francia.

Era todo un sueño, venían de ganar la Finalissima y la Copa América, sería un sucedimiento totalmente histórico si Argentina llevaba a ganar la copa, anulo mufa, tendrían oficialmente los tres títulos seguidos, una locura.

-Bueno Valu, vamos a ver a papi - El bebé empezó a alzar sus manos y balbucear "papi", era lo único que sabía decir después de mami.

Tenía puesto una pequeña remera del número 13 que decía papi arriba del número, mientras que Milagros tenía la clásica del 13.

Faltaba un poco más de media hora para que el partido empieze y ella recién entraba al palco familiar, exsamino el lugar y al encontrar su asiento se dirigió a este, el cual estaba entre medio de Valentina Cervantes, la mujer de Enzo Fernández, y Agustina Gogolfo, la mujer del toro, ambas tenían a sus respectivas hijas y charlaban entre si mientras las bebés jugaban.

Se llevaba sumamente bien con ambas, conocía a Agus desde la Finalissima y aunque Valen recién había entrado al mundo de las "botineras", cómo les decían todos, también era bastante simpática, al igual que su pequeña hija, aunque solía tener una cara de culo bastante seguido, era una buena nena.

- ¡Mili!, Hermosa ¡Hola! ¿Cómo andas? - La mujer del número veintidós en la selección fue la primera en notar su presencia y en hacerla ver.

- Hola hermosas ¿Cómo andan? - Milagros le respondió amablemente mientras se sentaba entre ambas botineras.

Las dos niñas, Olivia y Nina, se dedicaron a mirar detenidamente al pequeño Valentín, ambas eran más grandes que el bebé, Olivia tenía dos años mientras que Nina ya tenía un año, se notaba la diferencia de edad entre ellos pero aún así se llevaban bastante bien.

Las tres botineras estaban charlando animadamente mientras esperaban que el partido comienze, estaban sumamente nerviosas y parecía que el tiempo no pasaba más.

Al faltar un poco menos de veinte minutos llegaba Carolina Calvagni, la mujer de Tagliafico, sumamente apurada, ya era tarde y la apertura del partido estaba por comenzar, se disculpo rápidamente y explico el porque de su tardanza para sentarse a la par de Agustina, no era novedad de que ambas botineras eran grandes amigas.

Los once titulares de ambas selecciones se formaron, cantaron ambos himnos, tal vez el argentino tuvo un poco más de pasión que el francés.

Y el partido habia empezado, cuando en el minuto 21 Dembele cometió una falta tan visible que no le quedó otra al árbitro que dar penal por la falta dentro del área de Di María, más discutido por la fuerza que por el contacto en sí mismo, cuando Messi lo transformó con la seguridad propia de un fuera de serie, con un lanzamiento con el que no dio ninguna opción a Hugo Lloris, la Albiceleste imponía ya su propio encuentro de manera irrebatible en todo el campo, ganando uno a cero.

Sí lo hacen decisiones. Con tan solo ocho minutos en los últimos tres choques, impedido por una sobrecarga, Di María regresó directo al once. Una tormenta para Dembele y Koundé, destrozados por el extremo, sobrepasados por el escenario, desbordados cada vez que Messi abría a la izquierda. El plan "claro" y "decidido" de Scaloni. El desastre de Francia.

Porque la peor Francia de este Mundial tiene a uno de los mejores futbolistas del planeta, capaz de destrozar incluso todas las leyes de la lógica. Ya con casi hora y media de juego, entre el primer tiempo, los siete minutos añadidos antes del descanso y casi cuarenta de la segunda parte, reemplazado hasta Griezmann en la desesperación de Deschamps, renació de repente. Sin anunciarlo. Sin preverlo Argentina. Sin otra explicación. Es fútbol.

𝗮𝗱𝗶𝗰𝗰𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀. cuti romeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora