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30 de septiembre|2013
14:27

Habían pasado exactamente dos años desde que ambos adolescentes habían empezado su relación con trece y catorce años, actualmente ambos tenían quince y dieciséis y se seguían amando como si fuesen esos mismos preadolescentes que se conocieron aquella noche cuando ella gritaba como una histérica por su cadenita de quince.

Misma cadenita que un año después Cristian le compro y le regaló como obsequio por sus quinces, en el que el también estuvo y bailaron el vals juntos.

Tenían una relación hermosa, sana y próspera, Milagros cuidaba de el y Cristian cuidaba de ella, algo que el estaba haciendo ahora mismo.

— Milagros mi amor, tas' volando en fiebre gorda ¿Segura que no quere' i' a la guardia?.

— Ya te dije que no Cristian — El chico asintió para salir de el cuarto encontrándose con su suegro en la sala.

— Y ¿Cómo anda?.

— Maso meno', tiene treinta y nueve de fiebre, ya le dije que vayamo' a la guardia pero ta' negada, no sé que ma' hacer suegro, no le baja ma' la fiebre — El adulto intento ignorar aquel apodo que tantas veces le había indicado al adolescente que detestaba pero al parecer a él le importaba poco y nada.

— Si, seguro que a la noche la vo' a tene' que lleva', no le gusta mucho i' igual, prefiere no hace' tanto bondi y curase' en casa.

— ¿Que onda Cuti? — Maxi entro a la casa, saludo a su cuñado de un apretón de manos y fue directo a la cocina para picotear algo antes de irse a trabajar.

Por su parte habia estado internado en una granja de rehabilitación por un año y medio, algo que le hizo realmente bien, lo hizo reflexionar sobre como afectaba su adicción a la familia y sobre todos los malos actos que había tenido.

— Que onda Maxi.

— ¿Cómo anda la Michu?.

— Maso meno', tiene treinta y nueve de fiebre.

— Uhh, mal ahí ¿Te va a queda' a cuidala'? E' tu jermu— Maxi siempre fue celoso pero había llegado a conocer a Cristian y sabía que el nunca le haría algo así a su hermana, o por lo menos eso pensaba.

— Si, si ella quiere seguro que si.

— No lo necesita a este culo roto si ya me tiene a mi.

— Pero pa, no sea' tan forro con el yerno.

— Ajá.

— No entiendo por qué tanto odio suegro, soy el mejor yerno que le pudo llegar a tocar.

— Cállate pendejo.

— Bueno suegrito.

— No le de' bola y anda a ve' a tu jermu, dale.

— Dale cuña, no' vemo'.

Cristian volvió a la habitación de su novia, la cual ahora está dormida, tenía un paño en la frente con el propósito de que la fiebre baje un poco, está sudada así que suponía que aquel paño no había servido de mucho.

— Ay gorda, ya te va' a mejora', va' a ve' — Cristian se acostó al lado de la morocho mientras daba pequeñas caricias en su pelo.

La chica balbuceaba cosas que Cristian no entendía, aunque el ya estaba acostumbrado, solían dormir juntos casi todos los fines de semana y el se había dado cuenta que de vez en cuando ella hablaba dormida.

𝗮𝗱𝗶𝗰𝗰𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀. cuti romeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora