Capítulo 7.

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Nicolás

No puedo creer lo hice. La besé, besé a Rosie Turner.

¿Cómo se me ocurre besar a esa princesita?

Si alguien se entera en la casa me van a matar. 

—¿Nico? —Roger truena sus dedos sobre mi cara trayendome a la realidad.

Me doy cuenta que me he quedado parado como un idiota en el pasillo mientras la otra y su hermano se adentraron a la sala de cine de la mansión. 

—¿Vas a entrar o te vas quedar ahí parado? —me pregunta. 

—¿Qué? —respondo algo desorientado con el calor y sabor de sus labios en los mios.

—A la sala a ver la película con los chicos —continúa y me restrego los labios incómodos como si me pudiera delatar —¿nos vas a acompañar?

—No... —digo por fin despegando mis pies para moverme —Prefiero hacer algo más divertido.

—Tú y tus cosas raras. 

—Si supieras como molesto a T, no te estarías quejando. 

—Uh, vale —me responde sonriente —entonces adelante, sigue con tus cosas de piratas informáticos.

Se dispone a irse con sus sobrinos, pero se devuelve. 

—Claro, mientras no descargues porno ilegal —clava su mirada juiciosa en mi  —porque no estás descargando porno ilícito ¿verdad?

—No, todavía no he llegado a eso —le ruedo los ojos. 

—Vale, pero que sepas que es normal a tu edad así que antes de hacerlo puedes confiarme cualquier curiosidad o duda que tengas.

—¿Me va a enseñar sobre sexo tú que llevas soltero toda tu vida? 

—Oye, podré haber estado soltero, pero nunca solo —me guiña un ojo y me hace reír. 

Le palmeo el hombro y cada uno se va por su lado. Me encamino a mi habitación todavía con esa extraña sanción en la boca y en el pecho que se intensifica al acordarme de Fridda. 

Le acabo de fallar. 

De hecho, le fallé desde que vi entrar a cierta chica a la cocina y la admiré como si fuera un mismísimo ángel. 

Maldita princesa

No se por cuanto tiempo se va a quedar aquí, pero me urge que se vaya. 

Me instalo en la computadora y abro el sistema de hackeo, es mejor que el que me enseñaron y con las clases particulares que tomé no se me hizo nada difícil manejar uno mas actualizado. 

Abro el enlace de la computadora de Thaile y empiezo mandar los comandos que alterarán su sistema. 

—3, 2, 1... 

[¡Deja de Joder, Nicolás!] 

[¡Me vas hacer perder documentos importantes, maldito niñato] 

Me envia mensajes la mayor Dubois y suelto la risa que sólo se escucha en mi habitación, amo hacerla irritar así por el trauma que me causó al ver sus dichosos trabajos. 

Tuve pesadillas todo un mes por su culpa. 

Aunque valió la pena ya que gracias a andar en su computadora descubrí mi afición a la informática. Los programas que tenia en su computadora me llamarón la atención y desde entonces no dejé de  aprender y ahora manejo mi propio sistema desde mi cuarto.

Tras de ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora