Capítulo 13.

1.3K 123 8
                                    

Nicolás

Al día siguiente me levanto un poco más cansado de lo normal, pero me comprometí a ir por Frida a su casa para llevarla a su preparatoria así que me doy una ducha rápida y me pongo mi uniforme cuadriculado azul con franjas rojas rememorando la noche anterior.

Tomo mi mochila con lo único imprescindible para mi que es mi computadora y bajo al comedor donde ya están todos, pero mis ojos solo se van en la pelinegra que finge estar en el teléfono, hasta acá puedo ver que el teléfono está inactivo con la pantalla en negro.

Seguramente lidia con una resaca porque todavía esta en pijama al igual que su hermano y los envidio por eso. 

—Buenos días —saludo. 

—Nicolás, cariño —Me saluda Maman —te has levantado muy temprano hoy. 

Solo le sonrio evitando darle explicaciones. 

—Así me gusta, que te dispongas más en tus estudios en lugar de perder tiempo en fiestas —me riñe Papá Elías. 

Una de las muchachas me sirven mi desayuno que es una ensalada de fruta con avena con mi licuado de proteínas.  

Mi madre comenta sobre las últimas ventas de casas que ha hecho mientras seguimos comiendo, Rosie finge que no estoy aquí.

—Quiero que después de clases acompañes a Rosie a una sesión de fotos —me pide Roger de repente cortándome el bocado de avena y a ella atragantarse con su trago de jugo de naranja.

—No es necesario, tío —alega Rosie claramente avergonzada. 

—Charlotte no la puede acompañar porque le surgió algo importante, Marc y yo por lo consiguiente —explica mi hermano —y ella no puede faltar por motivo de contrato. 

—Tenía planes... —solo respondo en voz baja. 

—Descuida, no es necesario —insiste la princesa —entiendo que tengas cosas que hacer con tu novia.

Me... ¿Reprocha?.

No puedo evitar fruncir el cejo porque sonó igual a cuando Frida se pone celosa de algunas de mis compañeras que me coquetean.

Ya estoy alucinando viendo cosas en donde no las hay.

—Nico, nos sentiríamos más tranquilos si tu la acompañaras —insiste Roger... 

¿Ah si? ¿Y quién piensa en mí seguridad? Pasar tiempo como el guardaespaldas personal de Rosie no es muy seguro para mí y mi relación.

—Está bien, pero te advierto que no me gusta esperar —me dirigí a Rosie con algo de sarcasmo.

—Que bueno, porque a mi tampoco —se empina otra vez su jugo de naranja mas seria que cuando llegué. 

Mi cejo se frunce otra vez, pero me enfoco en comer mi desayuno, al terminar me despido de mis papás y salgo con prisa con mis puños palpitandome por querer golpear a cierto maldito que no se quedará impune.

Me monto en mi carro que uno de los guardias ya tenía afuera, preparado como. Conduzco a máxima velocidad a la casa de mi novia quien se emociona al verme y corre hacia mí para saludarme con un beso. 

—Hola, guapo —se encadena a mi cuello con sus brazos y no se despega de mi cuando vuelvo a ponerme en marcha. 

Llegamos al gran edificio marrón que es su preparatoria con alumnos de uniformes caquis como el de ella.

—Estuviste muy callado, cherie... —se queja Frida cuando me paro en el parqueadero de su escuela.

—Estoy cansado, es todo —mis ojos se desviaron hacia la chica rubia con mochila Gucci que diviso bajandose de otro carro.

Tras de ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora