Capítulo 24

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Nicolás

—Cruela es una hija de puta —me le quejo a Thaile después de patrullar en la noche.

—Eso ya lo sé, pero ¿ahora porqué? —inquiere. 

—¿Te parece poco vender a tu hija para salir con un tipo como Liam?

—Ese no es nuestro problema... —Se encoje de hombros y no me lo creo.

—Claro que si, tienes que hacer algo —le pido. 

—No puedo hacer nada más que tú... —responde —Además, estás exagerando y ese chico es bueno.... 

Resoplo con evidente sarcasmo. 

—Define "bueno" ... 

—Que no eres tú... —contesta provocando una ligera opresión en el pecho. 

—¿Y que hay de malo en mi? —cuestiono en un gruñido. 

T toma mi mentón y me pone la vista al frente en el parabrisas de su auto obligándome a ver al hombre agonizando con las mutilaciones que le hicimos en su parte íntima la cual quedó insertada en su boca. 

Lo pillamos molestando a una estudiante qué seguramente salía tarde de la casa de alguna compañera. La acorraló en un carro, la sometió hasta entrarla al vehículo y despedazó su uniforme. 

Se lo quité de encima, el muy infeliz ya tenía sus pantalones abajo. 

—Gracias —me dijo berreando la chica, bastante afectada cubriéndose lo que más podía con sus manos. 

—¡Largo! —le espeté y se fue hecha un mar de lágrimas. 

Luego empezamos el juego hasta que terminó así con varios golpes en su cuerpo ya que básicamente fue mi saco de boxeo en el que descargué toda mi ira volviéndome mierda los nudillos, de nuevo. 

—¿Crees que Rosie querrá estar contigo si se entera de esto? —pregunta. 

Le niego con dificultad, pero es la verdad. La princesa cree que soy un adolescente que tuvo que robar de niño para comer y fue rescatado por una adinerada familia, pero estoy más jodido que eso... 

Me encantaría culpar a la maldita que me suelta para poner en marcha el auto, pero no, es culpa de mis padres. Mamá fue una asquerosa drogadicta y papá se fue sin importarle nada de mi, espero que haya muerto y de la forma más dolorosa posible. 

—Ella no se puede enterar... —balbuceo. 

—Por eso la tienes que dejar ir y que haga su vida como hasta ahora. 

—Pero no la quiero dejar ir... —sigo y la sola idea me causa retorcijones. 

—Entonces muéstrale lo que eres —su tono es más desafiante que otra cosa —y deja que ella decida... 

Niego, Rosie jamás conocerá esta parte de mi que solo opacaría su luz con mi oscuridad y suficiente tiene con su madre. 

—Lo siento Nico, pero es lo mejor —asevera T. 

Me quedo exhorto en la ventana con esa amargura que me carcome desde hace años cuando nos separamos por primera vez. 

Llegamos al departamento de T, donde dejamos todos nuestros juguetes y ella revisa las imágenes que me obliga a grabar en la portátil. 

Sigo sin entender porque registra cada "trabajo" que hacemos sin tener a quien rendirle cuentas porque no somos asesinos a sueldo, es morboso. 

—¿Para quién estas editando eso? —pregunto curioso mientras curo mis manos.

Tras de ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora