Capítulo 26

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Nicolás

El tronar de mi puerta me hace levantarme de la cama mientras estaba en mis programas hackeando las redes del tal Liam para conocer más de él.  

Es un enclenque bien vestido que nunca a tenido novia, al menos no hay registro de una por ningún lado. 

Con prosa abro y es una de las mucamas. 

—Joven, lo esperan en el despacho del Senador... —me informa. 

—¿Quién?

—Sus padres y sus hermanos.

Me hace arrugar el entrecejo. 

—Enseguida voy, gracias —le contesto y me hace un leve asentimiento. 

Cierro todo y me pongo mi sudadera gris para bajar. 

¿Será que ya se enteraron de...?. 

No, espero que no sepan lo mío con Rosie. Todavía no creo que estemos preparados para eso. 

Llego a la doble puerta de la oficina de mi hermano y todos están reunidos aquí. Mis papás, mis hermanos, Rosie y hasta Cruela quien se ve expectante. 

Pero eso no me sorprende, sino que hay un tipo de espalda y las caras de los demás no me gusta para nada. 

—Nico, tomalo con calma —me pide Roger y frunzo el ceño... 

—¿Qué tendría que tomar con cal...? —el tipo se gira y enmudezco. 

Me paralizo, es el maldito que me dio la vida, pero le importé una mierda como para dejarme con una drogadicta en un barrio de mala muerte. 

—Hola, mi campeón —me saluda abriendo sus brazos —No sabes cuanto tiempo te busqué. 

Suelto a reírme.

—¡Tú no me has buscado ni una mierda, lárgate! —le espeto con claro resintimiento —¡Lárgate!

Le grito haciendo respingar a todos. 

—Cálmate —se me acerca la princesa y logra que respire profundo cuando posa su mano en mi pecho. 

—No se que quieres y no me importa, pero lárgate —lo vuelvo a echar —en lo que a mí respecta mis padres biológicos están muertos. 

—Claro que no, aquí está tu padre —alega —y solo vengo a exigir mis derechos. 

—Usted lo abandonó, no tiene derecho a nada —refuta papá Elías —¿quería verlo? Ya lo vio, está bien y tiene todo lo que necesita con nosotros entonces váyase. 

—Vamos a ver si la ley piensa lo mismo, es menor de edad y su derecho es estar con su verdadero padre ... —insiste y Mamá Blanca tiene que agarrarlo cuando da un pequeño paso rabioso... 

Vuelvo a reirme. 

—Muero por escuchar la estúpida excusa para haberme dejado solo con mi madre la adicta... —le sostengo la mirada desafiante —¿Qué fuiste por cigarros y te perdiste 6 malditos años?

—No, no, no —se mofa —que me fui a trabajar a nuestro natal México y que cuando me enteré lo de tu mamá vine por ti, pero ya no estabas y desesperado te busqué hasta que vi tu foto en una revista de estos riquillos que resulta que te adoptaron. 

—¿Tiene pruebas de eso? —inquiere Marc —¿vouchers de sueldos, volantes de búsquedas o algo por el estilo...? Sino es así, ahorrese sus mentiras y díganos que quiere. 

—Dinero... —respondí por él y el maldito me lo confirma con una sonrisa —¿cuanto valgo para usted, señor? Díganos y acabamos con esto porque me esta empezando a enfermar. 

Tras de ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora