Capítulo 27

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Rosie 

Camino de un lado para otro en la entrada, no se cuanto tiempo ha pasado desde que Nicolás pidió su auto y salió despavorido de la mansión sin que pudiera detenerlo.

—¿A donde vas? —le pregunté con miedo.

—A resolver esto de una vez por todas —me contestó.

Uno de los guardias lo siguió por orden de papá, pero él fue más hábil y lo perdió en medio camino y ahora no sabemos en donde rayos está. 

Los minutos transcurren y con mis abuelos esperamos nerviosos mientras Thaile, el Senador y el tío Roger lo siguen buscando. 

—No quiero que se vaya —Ilhan repentinamente se me abalanza encima de los brazos de mi abuelo y me abraza —Primero te vas a ir tú y ahora Nico. 

Se queja y siento como se abre una minúscula, pero dolorosa fisura en mi corazón. 

—Él no se va a ir —le aseguro alzandolo —y yo tampoco. 

Le susurro y dejo un beso en su mejilla. 

Todavía no he hallado el momento, pero tengo que hablar con mi madre porque ya no está en mis planes devolverme a Inglaterra. 

Quiero alejarme por una temporada de las cámaras mientras termino la preparatoria para luego estudiar derecho y quien sabe, incursionar en la política como siempre quise. Amo las cámaras, pero tengo más que mostrar que tendencias de moda o una cara bonita. 

El ruido de un carro se escucha afuera y nos alertamos, pero no es ninguno de los blindados de mi padre ni el convertible de Nico sino un taxi que veo por la ventana.

—Buenas noches —irrumpe una agitada Frida —¿ya apareció?

Me quedo con el cejo fruncido por su consulta mientras suelto a mi hermanito. 

—¿Cómo supiste? —inquiero y solo me tuerce la boca y me alza una ceja. 

—Yo la llamé —responde por ella Blanca —se que terminaron su relación, pero pensé que él pudo haberla buscado o sabía de algún lugar en el que pudiera estar. 

Me trago todo haciéndome revólver la bilis. 

—Es terrible, ese hombre no es bueno —Frida me ignora y ojalá pudiera hacer lo mismo —Nico me contó cosas espantosas, no me quiero imaginar como está mi pobre chérie —le toma las manos a Blanca. 

¿Enserio? 

—Que aliento —ironizo —¿No vez que solo pones más nerviosos a mis abuelos?

—¡Cállate, que todo esto es tu culpa! —increpa —¡Si no lo hubieras metido en tus cosas ese señor jamás lo hubiera encontrado! 

Eso hasta a Ilhan sorprende y mis abuelos se quedan asombrados mientras a mi se me clava la idea en la cabeza y me golpea la amarga razón. 

Aunque me fastidie, la tiene. De no ser por mi él jamás hubiera hecho esas fotos ni hubiera aparecido en esa revista. 

Solo me quedo callada ¿como podría objetar eso?

—Aquí no hay culpas, señorita —interviene mi abuelo —y en efecto no es un gran momento para mi hijo, así que lo menos necesitamos es más discrepancias. 

—Rosie, Cariño —me dice Blanca —¿Porque no llevas a descansar a Ilhan? Ya es muy tarde para que este despierto... 

Me sugiere y cedo agarrando a mi hermano de la mano. 

—Esta bien, pero ahora vuelvo —les dejo claro sin dejar de mirar a la idiota esa que no deja de desafiarme con la mirada. 

—No, yo me quiero quedar —se queja mi pequeño. 

Tras de ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora