Capítulo 15.

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Nicolás

La cara de papá Elías que esta sentado en el sillón del despacho de mi hermano Roger a donde finalmente me llamaron me augura que el castigo será severo. 

—Cariño, no debiste ensuciarte las manos con ese chico —reprende mamá Blanca.

—Exacto, ¿en que estabas pensando? —sigue papá. 

En qué lo quería matar, en eso estaba pensando. 

—Es que dudo que siquiera estuviera pensando... —interviene Roger y solo me encojo los hombros y me mira con desaprobación. 

—Ya, por favor —habla Rosie por primera vez, se había mantenido al margen mientras escuchábamos los sermones de mis padres —yo tampoco estoy de acuerdo con la violencia, pero ese maldito se lo merecía... 

—¡Rosie! —se sorprende su tío. 

—Es la verdad tío, hablé con Katia y sus padres ya desestimaron la denuncia porque según las autoridades no hubo violación.

—¿Qué? —Roger se queda perplejo al igual que mis papás. 

—Así como lo escuchan, para la justicia él tuvo que haberme violado para poder proceder —se lamenta la princesa y la sola idea me causa migraña —así que al menos con los golpes esperemos que se le quiten las ganas de aprovecharse de las mujeres. 

—¿Marc ya lo sabe? —pregunta papá. 

—Si, está moviendo todas sus influencias, pero mientras no haya una prueba... 

—¿Y los exámenes? —inquiero. 

—Esos sólo sirven para demostrar que consumí algo, pero no que lo haya hecho sin mi consentimiento —alega la princesa —menos que haya sido él quien me dio la droga. 

—La sola palabra me causa náusea —dice asqueada mamá y Rosie se acerca para abrazarla. 

—Lamento escuchar eso, princesa —se aflige Roger —ya me contacto con mi hermano para ver en que puedo ayudar porque sería muy injusto.

Papá le palmea la espalda. 

—Eso no se va a quedar así, descuida princesa —asevera —al igual que tu castigo, jovencito... 

Se dirige a mí y miro a mi supuestos defensores. 

—Eso también sería injusto... —Rosie hace un puchero —sus causales fueron buenas. 

Ilhan empieza hacer su parte con pequeños, pero sonoros sollozos. 

—¿Qué pasó, cariño? —lo alza su hermana. 

—No quiero que castiguen a Nico... —se restrega uno de sus ojos mientras el otro bota una lágrima —él no hizo nada malo. 

—Cielo, la violencia no es buena —le dice mamá —en ningúna circunstancia. 

—Lo sabemos, pero fue una reacción de una mala acción —argumenta como si no tuviera tan solo 4 años —entonces quien debería ser castigado es ese chico, no Nico.

Termina con un sorbo de nariz, es bueno el enano. 

—Ay, mi enano —le revuelvo el cabello mientras su hermana les pone ojitos tristes. 

—Ven, hasta Ilhan piensa que no deberían castigarlo... —frunce otro puchero la princesa y Dios que niños más consentidos. 

—Está bien —se rinde papá —pero más te vale que la suspensión no afecte tu desempeño en la escuela... —Me advierte. 

Tras de ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora